sábado, 7 de enero de 2023

Autorreferencia



¿Qué te pareció?


Muy autorreferemcial. 


¿Y?


Eso, autorreferemcial.


¿Y?


No obtengo más nada, la persona cercana que termina de leer el escrito obra en consecuencia con sus lógicas, le cuesta soltar palabras. 


O no las quiere soltar.


La miro, me mira, y no obtengo nada más.


Solo azuzo con el, ¿y? Como diciendo, cuál es el problema? Seguí…


Hay silencio. Eso es todo.


Así termina el concilio donde se problematizó sobre un humilde escrito que ni siquiera recuerdo cuál es.


Lo único que recuerdo es que después de ese arranqué a escribir de una manera autorreferemcial irrefrenable.


Quizás con exceso, con impudicia. 


Pero a decir verdad debería confesar que la totalidad de los escritos son autorreferemciales. Parecen decir otras cosas y hablar de los temas más disímiles, pero esencialmente hablan de lo mismo.


De mí.


Hablan de Juan, de Juan Manuel.


De Juan Manuel Valentini.


De mí, de mí, de mí.


Soy yo, yo.


Yo.


Soy mi propio objeto de indagación y comparto inquietudes con la intención de clarificar, desentrañar y eficientizar la vida.


Para sacarle más provecho a la existencia, para ser lo mejor que podamos ser.


Para construir la realidad que queremos vivir.


Sin excusas, con resultados.


Entre otras cosas, por supuesto.


Si no escribiera en un blog personal y publicara en un portal masivo sería más recatado. Más cuidadoso y apenas si insinuaría quizás alguna cuestión personal.


Supongo, no estoy seguro.


Pero como escribo en un blog personal me despacho a gusto.


Lo bien que hago porque la escritura además de desenredarmos, aclararnos, abrirnos camino para construirnos como personas y hacer una gran vida, también sana.


Y a esta altura creo que estoy curado esencialmente por la práctica de la escritura y el despliegue autorreferencial desinhibido.


Si avanzaría con reticencia, con recato, con pasos medidos de puritano en vez de fluir en la espontaneidad, seguramente aún no me hubiera desenredado y estaría trabado vaya a saber a qué distancia de la sanación.


Y en tren de seguir confesando, no escribo solo de mí, escribo de todos.


Todos los cercanos.


Los que por alguna razón u otra compartieron una circunstancia en mi vida. No hay una sola persona relevante que no esté en mis escritos.


Están todos.


Lo único que nunca los nombro, los nombro con nombres distintos o rara vez menciono a alguien. Pero están y son numerosos los escritos donde con el tiempo recuerdo siempre a la persona que lo provocó.


Son coautores anónimos. 


Con lo cual la verdad que todo es autorreferencial, aunque con la intención de dilucidar el ser y los vericuetos de la vida.


Nada me interesa menos que abrir el telón, aparecer en el escenario y que me apunten las luces.



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