miércoles, 8 de junio de 2022

La última palabra

 

Hace tiempo que no escribo y últimamente sospechaba que ya lo había dicho todo y que en efecto me podía morir tranquilo.


Mi obra está en sus manos.


Si bien el público se renueva y los vericuetos de las palabras pueden proceder a decir lo mismo de distintas maneras, agregando valor y procurando precisiones más virtuosas, lo dicho está dicho.


Y pienso a veces que todo fue dicho.


Lo cual es un despropósito porque aniquila la iniciativa y el ímpetu por ir a decir lo que al parecer quizás no fue dicho.


No me enredo más. Sigamos…


¿Qué voy a decir ahora? No sé, nunca sé lo que voy a decir, lo que voy a escribir. Apenas me lanzo a la aventura de que las palabras se vayan metiendo en la hoja y que luego se formen las oraciones y los párrafos para que en conjunto se diga algo que pueda ser interesante, inquietante, novedoso o lo que fuera.


A veces un escrito vale por una palabra, otra por una oración, un párrafo o un concepto.


También por cierto pasaje narrativo que se insinúa interesante. Aunque esa es una aspiración bastante desentendida en estos tiempos. Es como que hay que ir al grano, al hueso. Decirlo todo, ya. Claro, conciso, efectivo.


No hay mayor voluntad de chamullo ni predisposición a lo estético.


¿Qué dice? Ah, pero eso lo podía decir en una oración.


Cuando no se lee, no se distingue. Todo es lo mismo y cualquier aspiración artística de la escritura pasa desapercibida. Por eso tantos textos telegráficos, hiper claros, elocuentes, precisos.


Todo para dar papilla y hacerse un lugar en el decir.


Porque algo siempre hay que decir, hasta el día que llegue la última palabra.






Leer Más...