domingo, 13 de junio de 2021

¿Por qué les gusta que les mientan?

Ultimamente me despacho con los fanáticos quizás por propia prescripción médica.

Apunto y disparo porque no puedo creer que obren de manera tan indolente, engañando a los demás y engañándose a ellos mismos.

No puedo creer que haya gente grande que oficie de tan tonta que niegue las evidencias.

Por eso me enojo con razón.

Porque el cuento, el relato, la historia, llega siempre hasta donde empieza la realidad. 

Ni un paso más.

¿Entonces?

Entonces hijo, lo que es mentira es mentira. No te esfuerces en defenderla. 

Aceptá que es mentira. Un fraude. Un atropello. Un burdo engaño quizás de algún vivillo o vivillos que lo único que persiguen es su beneficio personal. 

Vivir en una quinta o viajar gratis, por precisar burdos anhelos de la mediocridad imperante.

Disfrutar las supuestas mieles del poder que cualquier persona evolucionada sabe que no llevan a nada. Pero no son pocos los entusiastas perseguidores de los privilegios que se puedan obtener a costa de explotar a todos bajo el pretexto, por supuesto, de que están para salvarnos.

Así de naboletis son.

Debe ser por eso que los repetidores de la farsa deberían rebelarse y dejarse de joder con ser cómplices del desropósito.

Es sencillo.

Lo que está mal, está mal.

Para lo único que sirve defender lo indefendible es para quedar como un papanatas.

Que encima por ser cómplice acomodaticio, no contribuye en nada a transformar positivamente la realidad.

Basta de ser repetidores de una farsa que lo arruina todo.

Rebelarse y despertad!





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domingo, 6 de junio de 2021

Lo que está mal no está bien


Y viceversa.

Estamos en tiempo de confusión donde prepondera el despropósito.

Lo que está mal, no está bien. Está mal.

Y lo que está bien, está bien.

Es sencillo.

El problema es que la degradación de valores y el derrumbe educativo son la tierra fértil para la equivocación. Y cualquiera puede meterse en el fango de la zoncera para colaborar con el desentendimiento.

Es decir, con la interpretación fallida o maliciosa que procura indicar que está mal lo que está bien.

O viceversa.

Cada día cuesta más explicar porque se instala el despropósito que se despliega con el beneplácito de las fieras.

Es decir, los resentidos.

Son las fieras que reclaman sangre y exigen pleitesía. Y luego un coro de mediocres cacareantes les ofrece lo que demandan.

No está mal que los políticos mayores o quienes sean se vacunen en Miami o en otro país si lo hacen por decisión propia sin joder a nadie y con sus propios recursos.

¿Cuál es el problema?

¿Deberían quedarse esperando un turno que no les llega para acentuar la posibilidad de contagiarse y ofrecer la imposibilidad a la zoncera?

Es más confiable un político que resuelve los problemas que otro que lo cuestiona para recibir el beneplácito de los resentidos que buscan cualquier excusa para caer sobre los exitosos.

No se trata de defender a nadie en particular porque ante la falta de vacunas en el país muy bien harían en irse a vacunar al exterior los políticos de los espacios que fueran y los ciudadanos que puedan.

Queda una vacuna más en el país para alguien que la necesite.

Pero ya saben estamos en tiempos de confusión con degradación educativa. Y oportunistas al salto.

Imagínense que todavía hay políticos que admiran a países comunistas fracasados aunque al viajar eligen siempre los países desarrollados.

La farsa es elocuente, son parlanchines de ocasión que buscan alegrar a las fieras. Detestando el éxito ajeno y diciéndoles a las resentidos que está muy bien nivelar para abajo. Y autoflagelarse negando las posibilidades que pueden resguardar sus propias vidas.

Déjense de joder.





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