sábado, 28 de mayo de 2011

Rodeado


Una de las principales elecciones que debe hacer la persona, es decidir con qué personas compartir la vida.

Esta facultad propia e indeclinable incide sobre la realidad futura. Nos impulsa al mundo en el que luego vivimos.

Y cuando miramos a un lado y al otro, estamos rodeados.

De lo que elegimos.

En mi caso, los buenos.

Eso es lo que elegí hace tiempo, cuando adquirí mayor consciencia sobre las implicancias de esta decisión. Desde entonces obro con la certeza que aniquila la duda.

Hay brillantes, inteligentes. Rápidos y lentos. Decididos, indecisos.

Altos, bajos. Jóvenes y viejos.

Testarudos y flexibles. Malhumorados y sonrientes.

Tengo chicos, adultos y ancianos.

De River, de Boca, y también los que no le gusta el fútbol.

Los que saben todo y los que nunca podrían afirmar nada. De izquierda, de derecha, de centro. Y algunos de diagonal.

Ricos y pobres. Trabajadores y haraganes. Sociables y solitarios. Alumnos, profesores, secretarios.

Deportistas y sedentarios. Contentos, tristes y cambiantes.

Pero siempre buenos.

Porque ejerzo el valioso derecho de elegir. Para vivir en el mundo en el que quiero vivir.

Juancito adentro. Mirta afuera. Poli entra, sale Eduardo. Ingresa Martín, se va Paula. Entra Mariela, José, Mariano, Ricardo, Sandra, Mónica, Caro, María, Flavia, Tony, Diego, Silvina, Julián, Liliana, Juli, Mariana, Carolina, Belén, Natalia, Pablo…
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viernes, 20 de mayo de 2011

La Rendición


No sé si uno aprenderá tarde o temprano de qué se trata la vida.

Pienso que es difícil la graduación. Que la incertidumbre doblega a las certezas.

Y que apenas puede uno aspirar a ciertos atisbos de sapiencia que en el mejor de los casos puede disparar la reflexión. Alentarla dándole ánimo a un saber definitivo que siempre se ahuyenta.

Es así como pensador sigue a pensador. Libro a libro. Artículo a artículo.

Así que vivamos mientras tanto. Porque no hay tiempo para otra cosa. Ni se vislumbra descubrimiento.

En la profundidad de la reflexión no vamos a encontrar nada. Sólo cierta ilusión de entendimiento que es más espontáneo que permanente. Insinúa solvencia pero se degrada y trastabilla en la emergencia de otros pensamientos.

Disculpen hoy mi escepticismo sobre la contundencia de las explicaciones.

Les dejo mi respeto a los filósofos, espíritus inquietos y escritores que han procurado entender la vida.

No dejaré de jugar ni divertirme. Ni evadiré la curiosidad que me convoca.

Pero hace tiempo que entregué mi rendición a un fenómeno que nos entusiasma.

Y siempre nos excede.
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lunes, 2 de mayo de 2011

Marionetas de la Vida


Uno define su sistema de creencias y luego opera en consecuencia.

Hay una dinámica. Una resignificación. Claro. Pero ahí está el quid de la cuestión.

Es como una brújula que persiste en silencio para guiar los pasos. Lleva al cuerpo a comportarse de determinada manera. Y a veces uno ni percibe sus implicancias.

De modo que anda como una marioneta guiada por una mano invisible. Que lo trae para acá o lo lleva para allá.

Le da una intención de respuesta. Lo involucra en cierto proceder.

Se reafirma o se niega. No importa.

Puede a veces tener cara de feliz cumpleaños o estar triste. Pero la mano permanece haciendo danzar los hilos.

Todo esto ocurre mientras uno vive. Aunque a usted le parezca mentira.

Y aunque a mí. Realmente.

Debo confesar.

Me llame la atención.
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