La Irracionalidad
Ojalá un día venga la irracionalidad, pregunte por mí, me agarre de la mano y me lleve a vivir algunas circunstancias.
La irracionalidad sana, por supuesto.
Pero que venga, que venga a buscarme.
Que siente en la silla a la razón. Levante el dedo índice. Lo mueva con rabia y le diga:
- Chiquita, quién te crees que sos. Te parece que mandabas, pero se terminó. Ahora te quedás ahí, calladita.
Que se le ría en la cara a la razón. Y si la quiere desafiar, que se ponga de pie, avance unos pasos y la siente de una cachetada.
Un buen sopapo.
Para luego agarrarme de la mano y que nos mandemos a mudar.
La irracionalidad sana, por supuesto.
Pero que venga, que venga a buscarme.
Que siente en la silla a la razón. Levante el dedo índice. Lo mueva con rabia y le diga:
- Chiquita, quién te crees que sos. Te parece que mandabas, pero se terminó. Ahora te quedás ahí, calladita.
Que se le ría en la cara a la razón. Y si la quiere desafiar, que se ponga de pie, avance unos pasos y la siente de una cachetada.
Un buen sopapo.
Para luego agarrarme de la mano y que nos mandemos a mudar.
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