El Cuento
Valentini, escribí esto.
Me dijo mi amigo, contento como un niño. Mientras atestiguaba una situación que suponía debería ser memorable.
El sonreía y me invitaba a registrar el momento. Ya había sido partícipe y protagonista de otras confesiones. Así que sabía muy bien que ese instante, justo ese instante, bien era merecedor de un escrito.
Mi amigo me miraba como anhelando ver el texto. Con la expectativa que tiempo después vuelva a ser parte del escrito y el dueño indiscutido de la circunstancia eterna.
No recuerdo qué era. Lo que sí sé es que suelo escribir sobre cierta cotidianidad. Pasajes de la vida en los que participo y por alguna razón se vuelven significativos.
De modo que cada vivencia es susceptible de ser capturada para emerger desde un mundillo de complicidad silenciado, a una vidriera con desconocidos transeúntes.
No sé cuánto tiempo pasó, pero hoy lo veo a mi amigo con la sonrisa del niño que espera encontrarse con su cuento.
Me pregunto si le habré fallado. Si la memoria vendrá algún día para traerme lo que debería expresar. Recuperar esa cotidianeidad que vivimos para procurar trascendencia.
No recuerdo qué era digno de contar. Aunque veo con precisión su cara que me mira, con atención y anhelo.
- Valentini, escribí esto.
El está ahí. Me mira y yo lo veo. Unos segundos nos separan de cierta complicidad que nos permite el silencio.
Me pregunto dónde andará René. Yo ahora…
Ahora lo cuento.
.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Podés dejar tu comentario como usuario de Blogger, con tu nombre o en forma anónima. Seleccioná abajo.