Los quilomberos
No hay caso, cualquiera está expuesto a cruzarse con un quilombero barra quilombera, y sufrir las consecuencias del entuerto.
Es como el borracho del boliche que quiere pelear. La gente normal esquiva, se va, se aleja, pero el desgraciado busca, busca y busca hasta que encuentra.
A veces el quilombero se debe quedar con las ganas y las víctimas de turno se escabullen como pueden para evitar el problema, pero otras veces el quilombero de tanto buscarla se sale con la suya y genera el conflicto que tanto anheló.
¿Por qué carajo el quilombero es quilombero?
Quien sabe, posiblemente porque disfruta del conflicto, construye su identidad desde ese desliz de la existencia y obtiene algún beneficio.
Eso.
Esencialmente es porque el quilombero obtiene un beneficio, sea existir en esa identidad, o si es más práctico beneficiarse a partir del quilombo que supo orquestar.
En general los quilombero afean la existencia, erosionan los vínculos y arruinan cualquier sistema de organización que pueda existir y estar en funcionamiento.
Son personas que están extraviadas en la maldad de erosionar y hacer daños.
Es por ese motivo que a veces logran sus propósitos, porque apelan a insanas picardías, a triquiñuelas dolosas, a explotación de vínculos afectivos y lo que fuera, pero suelen ser éxitos esporádicos, siempre pasajeros. Porque a los codazos pueden acomodarse mientras ocasionan perjuicios, pero esas lógicas insanas propias de las personas no desarrolladas y mediocres, nunca prosperan.
Siempre fracasan.
A la corta o a la larga el sistema las expulsa, siempre antes de arruinarse.
Sé que los bolicheros cuando se les colma la paciencia y el borrachín de turno molesta y molesta, aportando sólo problemas, lo sacan afuera y no entra nunca más, aunque sea el hijo del dueño.
Es la forma que tienen de preservar su propio bienestar y el negocio antes de que un quilombero lo arruine.
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