miércoles, 24 de enero de 2024

¿Cuál es el gran negocio?


Debo reconocer que estoy impávidamente sorprendido por los menesteres de las negociaciones humanas y sus concreciones definitivas.

Simplificá flaco.

El gran negocio, digo.

Acá no son pocos los que se creen vivos y hacen negocio a costa de perjudicar al otro, trampearlo o estafarlo. 

Una vergüenza.

Qué digo, una calamidad, un despropósito, una sinvergüenzada.

Un amigo me dice que tuvo por ejemplo que pintar, entonces el tipo le dijo que necesitaba tanto, y ese tanto cuando corroboró con otro amigo que sabe de los menesteres de pintar, era muchísimo más de lo que necesitaba pintar.

Es decir…

El trabajador pintor le hacía comprar mucha más pintura que la que necesitaba comprar. Y no importa si justo la hermana del pintor, el suegro, el hijo o el vecino, necesitaban pintar y no tenían plata para comprar la pintura.

Lo que importa es que ese buen señor lo estafaba al otro buen hombre haciéndole comprar muchísima pintura de más para vaya saber qué hacer, sea pintarle a otro o venderla.

El gran negocio era entonces estafar al que le dio trabajo para obtener una renta extraordinaria fundada en la capacidad de engañar a quien le dio trabajo.

Que hijo de…

Así, así, así, podría enumerar innumerables cuestiones y adentrarme al escabroso mundillo del gran negocio que ejecuta con mayor o menor destreza el cagador de turno, que puede obrar de manera más o menos sofisticada o chapucera.

Yo obviamente me re caliento ante la estafa e injusticia, y solo llego a hacer pataletas de escritura que descargan esa bronca, y en el mejor de los casos inciden para alertar sobre esos vivillos y obstaculizarles o menguarles sus estafas.

Estén atentos.

El tema es que el enojo exacerbado en esta sociedad donde se percibe que valores básicos como la honestidad o sinceridad están bastante en desuso, lleva tal vez a uno a calentarse y no querer participar del juego de la negociación para lograr lo que se le antoje en la vida.

Y si se reniega obviamente queda en las circunstancias que evitan problemas y estafas del no hacer, el mundo de la quietud y en definitiva el no logro. Porque uno obtiene en definitiva lo que fue capaz de negociar.

De modo que pierde inexorablemente por jubilarse ante la decadencia o degradación del comportamiento ajeno.

Así que no hay que bajar las banderas y rendirse ante los pícaros que hacen el gran negocio en las circunstancias que sean. 

Lo mejor obviamente es detectarlos a tiempo y evitarlos sin la menor de las dudas.

Por suerte está repleto de gente que valora el trabajo, hace las cosas bien, cree en 
la honestidad y el don de la buena gente.

Ese es el verdadero gran negocio, el que permite generar una bola de nieve positiva sobre nuestros propios comportamientos, y dormir cada día con la conciencia tranquila.

Siempre es por ahí.


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