martes, 2 de junio de 2020

Los solidarios truchos


Las palabras sirven para precisar el mundo y exponerlo. Por eso mencionarlo nos ayuda a reflexionar. Y replegar la palabra con rodeos en vez de clarificar confunde todo.

Puede insinuar el mundo pero no lo escruta.

De ahí la conveniencia de usar la palabra correcta, la que resulte más exacta, aunque incomode y perturbe.

Son truchos los solidarios que se empalagan hablando de la solidaridad y no son capaces de sacar una moneda de sus bolsillos ni de tener el mínimo gesto propio para obrar en consecuencia.

Se valen de la distancia que hay entre pobres y ricos y se irguen como salvadores de la desgracia ajena, en vez de confesarse como auténticos oportunistas que la aprovechan en beneficio propio. 

Más truchos son todavía cuando zoncean parlanchinamente rasgándose las vestiduras como si fuera su misión en la vida reparar la asimetría entre ricos y pobres, mientas en los hechos lo único que resguardan es el beneficio de sus bolsillos y privilegios.

Intocables.

Proceden con el descaro del chanta para justificar sus habladurías que tienen en verdad el único propósito de preservar sus privilegios y evitar resignarlos aún en situaciones límites.

El mundo se les puede caer encima pero sus bolsillos no se tocan, siempre prefieren ser solidarios con la plata de los demás antes de contribuir con una mísera moneda propia.

Encima tratan a los pobres como si fueran unos estúpidos que necesitan que una banda de mediocres los rescaten.

Obran como farsantes y revelan en esos actos la precariedad que exhibe siempre la contradicción e incongruencia.

Cuanto más gritan más chantas se muestran, porque el proceder revela su inconsistencia. Y el descaro se vuelve más notorio y prominente. 

La verdad que la gente grande que se llena la boca hablando de salvar a los pobres y haciendo creer que da su vida por ellos sin obrar en consecuencia es de cuarta.

Sobre todo si se enriquece a costa de ellos.

Asquea y repugna semejante nivel de incongruencia.

Son hipócritas, charlatanes, perversos.

Parlanchines incoherentes sin ningún sustento.

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