lunes, 20 de julio de 2020

Minimalista


Nací minimalista sin darme cuenta pero ahora que lo pienso, todos nacemos minimalistas.

Llegamos desnudos y tenemos lo esencial.

El minimalismo es una filosofía posible y conveniente para quien se siente bien en ella.

Cada filosofía es en verdad conveniente para quien se siente bien en ella.

Y especialmente para quien a pesar de ella piensa desde ella.

Es decir, toda filosofía es un conjunto de ideas que ofrecen orientación. Y en sus precisiones más precisas, aportan si se quiere dirección.

O síntesis que la revelan.

Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino.

Por ejemplo, si se observa una filosofía política entre una serie de preceptos que se podrían enumerar.

Lo mismo ocurre con otras filosofías como podría ser la que emana de griegos notables o bien el propio minimalismo.

Cualquiera puede hurguear en ellas para ver de qué se trata y cuáles son sus síntesis más precisas.

No le recomendaría por ejemplo a un empedernido consumista ser minimalista. Si su identidad y su ser está embrollado en esos menesteres, su ego estará regodeante y satisfecho e iniciar el camino de despojarse lo dejaría débil al desnudarlo.

Hay gente que piensa que vale por lo que tiene. Y cuando se llega a ese nivel de confusión, los ámbitos y quienes los rodean validan la farsa. De modo que si se despoja y honra la liviandad del ser corre el riesgo de perder esa falsa valía que le ofrece un lugar en el mundo.

Además, capaz que está contento y satisfecho empalagándose con lo material  y dejándose manejar por su ego.

Cada cual a su juego.

Y este desliz no quiere decir que dude sobre la conveniencia de adoptar lo material, porque siempre es mejor ser rico que pobre.

Disculpen la digresión.

Digo cada cual a su juego y luego a su propio juego.

Primero puede uno suponer que es pariente cercano o lejano a cualquier filosofía. Y luego confiar en su propio pensamiento.

No va a andar fijándose si esto o aquello se ciñe a tal filosofía. Es mejor ser por convicción propia que quedar adosado a cualquier identidad que difícilmente comparta en su totalidad.

Solo espíritus endebles, perezosos intelectualmente e inseguros pueden seguir renglón a renglón las directrices de la filosofía que fuera.

Yo quizás por eso soy minimalista, en parte. Católico, en parte. Budista, en parte. Hinduista, en parte. Peronista, en parte. Radical, en parte. Liberal, en parte...

Y así sucesivamente.

Pero minimalista creo que soy naturalmente desde el inicio y por convicción.

Creo que menos es más y que andar liviano en la vida genera bienestar.

Tengo la suerte de no ser consumista, puedo pasar años sin comprarme nada.

No ser consumista es una bendición para la libertad.

Lo que no quiere decir que no compre todo lo que quiera comprarme. Pero al no estar tentado nunca a comprar nada, el consumismo no existe.

Pulula por ahí.

Y lo cazo con unas facturas, unos chocolates y unos helados.

No mucho más.

En cualquier caso las filosofías están para usarse, no para determinarnos y encausarnos como dóciles disciplinados de ideas ajenas.

Que nos inspiren, nos ayuden a reflexionar y a pensar el buen camino.

Que solo hemos de dar, con nuestro propio entendimiento y siguiendo nuestros propios pasos.



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