El buen pensamiento
No es relevante, es crucial predisponerse a lograr el buen pensamiento, porque es el que posibilita incidir en el mundo para construirse la mejor realidad posible.
El hombre piensa y luego se alinea en un camino que lo lleva hasta su realidad. Porque luego de pensar y analizar, decide, y posteriormente avanza.
Muchas veces a paso firme, otras de manera más dubitativa. Como con reticencia.
O temblequeando.
Pero el hombre racional y quien valora la capacidad de pensar para forjar su destino sabe que le conviene pensar.
Luego decidir y obrar en consecuencia.
Siempre repensando, por supuesto. Y volviendo a decidir.
Pero advierte que es conveniente zambullirse en su mundo de abstracción para hurgar en sus inquietudes, anhelos, deseos, problemas que lo atormentan y futuro esperado.
El hombre inteligente se sumerge en las profundidades de su ser para encontrarse.
Y hacerse cargo de ser quien podría ser.
Justamente quizás una de las mayores motivaciones que le ofrece su existencia, extrañamente despreciada por algunos semejantes.
Pero aprovechada a más no poder por tantos compañeros de la existencia que se entusiasman cada día y avanzan a paso firme.
Creen en sus potencialidades y se embarcan en procesos de discernimiento para arribar al buen pensamiento.
Piensan que disfrutarán el presente, vivirán la realidad que merecen y serán quienes están llamados a ser.
Con convicción y sin titubeos.
Hacen muy bien.
Nada es más estimulante que forjarse a sí mismo y construir el propio destino.
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