El Silencio
Es raro que hace un buen tiempo procure experimentar el silencio. Es como que no espero mucho de las palabras, así que cruzo los brazos y aguardo con la expectativa de que de repente el significado venga a buscarme.
Que me diga de una vez lo que tiene para decirme.
Sé que anda por ahí algo inquieto y debería pronunciarse. Pero a pesar de que facilito la disposición al silencio y la atención expectante, sigue sin pasar nada.
Ni una palabra.
Así que saco pecho y aguardo. Me ofrezco estoico ante la verdad que por fin vendría a buscarme. Para puntualizar lo que aún no ha sido anunciado.
Con paciencia espero la palabra, que en verdad es una síntesis esquiva que debería entregarme la respuesta. Única razón por la cual se justifica la espera y el ser se entrega al silencio.
Debo decir que no aparece mucho y uno se siente defraudado. Pero permanece con el oído atento a un decir que no se expresa. Que inquieta desde una extraña ausencia que parece querer manifestarse.
Abro aún más los oídos…
Nada.
El silencio en realidad cobra forma en ruidos de palabras y conceptos. Imágenes que vienen a buscarte. Voces que llegan, aparecen, se van…
Vuelven a venir, se vuelven a ir.
Con los labios cerrados el silencio se presenta y te habla. Sabe que estás ahí y vos sabés que él también está ahí.
Entonces lo escuchás sin que se exprese. Y bien sabés lo que tiene para decirte.
Que me diga de una vez lo que tiene para decirme.
Sé que anda por ahí algo inquieto y debería pronunciarse. Pero a pesar de que facilito la disposición al silencio y la atención expectante, sigue sin pasar nada.
Ni una palabra.
Así que saco pecho y aguardo. Me ofrezco estoico ante la verdad que por fin vendría a buscarme. Para puntualizar lo que aún no ha sido anunciado.
Con paciencia espero la palabra, que en verdad es una síntesis esquiva que debería entregarme la respuesta. Única razón por la cual se justifica la espera y el ser se entrega al silencio.
Debo decir que no aparece mucho y uno se siente defraudado. Pero permanece con el oído atento a un decir que no se expresa. Que inquieta desde una extraña ausencia que parece querer manifestarse.
Abro aún más los oídos…
Nada.
El silencio en realidad cobra forma en ruidos de palabras y conceptos. Imágenes que vienen a buscarte. Voces que llegan, aparecen, se van…
Vuelven a venir, se vuelven a ir.
Con los labios cerrados el silencio se presenta y te habla. Sabe que estás ahí y vos sabés que él también está ahí.
Entonces lo escuchás sin que se exprese. Y bien sabés lo que tiene para decirte.
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