Entre el pensamiento y la realidad
No es que uno va a crear la realidad con el pensamiento en una suerte de pasaje telepático desde la imaginación al hecho materializado.
Algo que se produce por fuerza de la visualización y se materializa ante nuestros ojos.
Nada es tan fácil.
Si alguien creyó eso de los libros de autoayuda bien intencionados permitámonos sospechar que cayó en la trampa del facilísimo y la comodidad.
Si queda ahí, visualizando con el ímpetu, con el alma, con la fuerza del corazón, con lo más profundo de su ser y sus entrañas, es posible que no logre mucho.
O no logre nada.
Porque el pensamiento facilita y crea la posibilidad, pero no realiza. Solo incita y convence de que el mundo que usted ve es claramente posible.
No es poco.
Pero si uno no pone manos a la obra, compromiso, convicción, coraje y la acción irrenunciable que para construir cualquier realidad hace falta, permítame a mí asegurarle con la convicción que a veces me caracteriza, que a fuerza solo de la imaginación usted no va a cambiar mucho las cosas.
Se va a quedar ahí quieto, residiendo en el mismo mundo desde el que imaginó.
Sin ir a ninguna parte.
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