viernes, 14 de diciembre de 2018

Confesiones de verano


Creo que es la libertad la que me ha impulsado siempre a escaparme de la identidad y la posibilidad de quedar encarcelado en una vida determinada.

Quizás por eso y por el atractivo irrenunciable de un mundo de abundancia interminable, la fuerza de la inquietud y la motivación del descubrimiento llevan a participar de numerosas circunstancias y terminan fomentando una identidad maleable y difusa para los ojos ajenos.

O polifacética para ser más preciso.

Emprendedor. Coach. Escritor. Profesor. Gerente. Periodista...

Los recorridos son siempre prometedores e interesantes.

Debe ser por el valor irrenunciable de la libertad, la desesperación por vivir con intensidad y escapar del aburrimiento que supone un mundo previsible e inalterable.

Debe ser porque el tiempo que tenemos, aunque nunca lo decimos, cada día se nos va acabando.

Por la conciencia de finitud. Por el ímpetu por vivir.

Quizás por eso uno escapa de las identidades previsibles y respetables, vive en varias ciudades a la vez y cada día es lo que puede ser.

Lo que elige ser.

A pesar de la identidad requerida y las etiquetas que siempre quieren atraparlo.


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