domingo, 9 de junio de 2019

Gays


Es domingo, son las siete de la mañana, abro la persiana y miro el mar. Es otro día disfrutable, pienso mientras veo que el tiempo está horrible. Hay nubes por todos lados y se percibe un viento innegociable. Por eso vuelvo donde no me debería ir.

A la cama.

Busco el iPad mientras Flavia va a la cocina a preparar los mates y a buscar lo que no debe faltar.

Los chocolates.

Miro los portales de noticias, twitter y unas webs que siguen comportamientos de los mercados. Nada raro, apenas alguna noticia que me inquieta porque advierto que la decisión política en vez de disciplinar la extorsión la premia, y con esa actitud contribuye a fomentarla, propiciando así las condiciones fundacionales de la decadencia en la que vivimos los argentinos.

Después no nos quejemos, pienso mientras advierto que si sigo en esa línea voy camino a convertirme en un viejo rezongón. Destino que debo eludir por conveniencia propia y ajena.

Flavia se mete en la cama, acomoda la bandeja y me da un mate.

Lo agarro con un chocolatito y busco un programa de cámaras que me sirve esencialmente para trabajar en gestión. 

-Ayer tuve una reunión en la oficina, por ahí estaría bueno verla para tener feedback -sugiero entusiasmado, como si la invitase a ir de viaje a EE.UU.

-Podemos ver el comportamiento gestual para discernir sobre la efectividadad, ¿te parece?

Flavia me mira como si sospechase que no es el plan perfecto, mientras doy play y me veo en el lugar. 

No digo nada por unos momentos pero creo haber advertido todo. Es por eso que de repente no puedo contener lo que pienso.

-Parezco un maricón -digo indignado.

-Mirá, mirá, me muevo mucho. Muevo los brazos demasiado. 

-No Juan, es porque te sentís cómodo.

-Pero fijate, voy de un lado al otro y parezco afeminado. Si yo veo a uno así pienso que es gay.

-Eso es porque sos flaquito y rubiecito.

-Tengo que mostrarme más sólido, más asentado. Menos movimientos de brazos, y menos protagonismo. Parece un soliloquio ante los otros.

-Eso sí, pero sos así. Igual son tus amigos de Buenos Aires, fijate que son todos así y ninguno es gay. Son hombres educados, finos.

Hablamos de mis amigos y advertimos que son así. Que es cierto lo que comenta Flavia. Van a yoga, al psicólogo, comen sano…

-Y no son gays -remato.

-No.

Igual los gays en general son divinos, comento. Le menciono a algunos amigos y concordamos sobre ellos. Gente buena, sana, amorosa. 

-Yo hincho por los gays -digo.

Le comento que los gays son más valientes que los machos. Que en esta sociedad aún es difícil para los gays decir que son gays. Y que seguramente eso se debe a que los machos son gays reprimidos, que no toleran las elecciones personales y por eso se fastidian ante cualquier elección sexual que en sus intimidades anhelan consciente o inconscientemente, pero en sus superficialidades detestan y rechazan.

-Es una hipótesis, Flavia. Pero creo que es así, ¿no?

-Es posible, quién sabe.

-Miralo al tío y a papá -digo. 

Flavia se ríe pero no acota nada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Podés dejar tu comentario como usuario de Blogger, con tu nombre o en forma anónima. Seleccioná abajo.