viernes, 2 de septiembre de 2011

Persistencia


De chico escuché hablar sobre el valor de la persistencia. La determinación para sostener las circunstancias desde el inicio.

Hasta el final.

Como exigiendo al comienzo perdurabilidad.

A cualquier precio.

Negando así la alternativa de la renuncia. Y la liviandad que supone el abandono.

Bajo pretexto del valioso mérito que implica ascender a la meta. Y mostrar la medalla.

Hoy renuncio a la virtud de la permanencia. Desconozco la grandeza de su jerarquía.

He venido a ajusticiarla.

Porque a veces no hay nada notable en ella.

Creo en la fluidez del transitar y el cambio.

Como una religión que enaltece el ser.

Lo pasea por mundos inciertos. Y aunque se caiga una cuantas veces…

Lo invita a vivir otra vez.
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