miércoles, 31 de agosto de 2011

Tal Vez...


No escribo todo el tiempo. Sólo cuando tengo suerte.

Es suficiente.

Porque a veces viene el relato a mí. Sólo despliego el silencio en palabras.

Facilito que se visualice lo oculto. Que por alguna razón de la naturaleza reclama manifestarse.

De modo que me ofrezco. Como tantos otros.

A escribir.

No sé si la escritura es buena. Regular. O mala.

Tampoco es algo que en verdad me importe.

Lo único que sé es que hago garabatos, que luego observo.

Basta con mirarlos para sentir que he cumplido. Un poco con la voz exterior. Y mucho conmigo.

Suelo marcharme con la satisfacción de ver algo realizado.

Aunque parezca nimiedad, la aparición se ha revelado.

Sólo resta que ojos atentos sepan apropiarla.

Por alguna razón alguna grita del vacío posibilitó cierta expresión.

Había algo que necesitaba ascender a la evidencia.

Entonces tarde o temprano se hace visible.

Y aunque uno suponga que puede incidir en la conformación de una instancia que transforme al hombre o reinvente el mundo.

Sabe que debe menguarse.

Porque tal vez sea sólo para que lo veamos.
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