lunes, 17 de mayo de 2010

Juancito



Se terminó.

Qué más, ahora sí.

Vamos juancito, por fin. Eso quería ver. Erguido, firme. Ganador.

Miralo vos.

Saco pecho y voy para adelante. Decidido, confiando.

Ahí voy, abriendo camino. Con la frente alta. Paso a paso. Sin pausa y con convicción.

Sonrío y los miro, camino. Contento.

Voy, voy…

Erguido, firme.

Qué postura juancito. Dale, vamos. Vamos.

Sostené, sostené.

Por fin decido levantar la vista, mirarlos sin decir nada. Y expresarles desde el silencio lo que suponen van a escuchar de este escrito que primero balbucea, habla, quiere gritar…

Y voy paso a paso. Con determinación y entusiasmo.

Voy, voy…

Arriba juancito.

Llevo la sonrisa de quien sabe que llegará a buen puerto. Que el resultado es previsible y está cantado.

Lo veo. Lo ven?

Ahora sí. Firme el pecho. Firme la mirada.

Camino sonriendo. Festivo.

Sin locuras, con raciocinio pero con determinación.

Habría que verme. Miralo a juancito. Ahí va ancho, firme.

Grande juancito. Grande.

Me detengo por un momento. Vuelvo otra vez al pensamiento.

Me he frenado. Justo ahora me he frenado. Estaba divertido y me he frenado.

Maldición.

No empieces a explicar que de la simpleza extraes la verdad, a partir de la cotidianeidad.

Por qué me he frenado. Por qué no poder jugar. Por qué no seguir hablando en serio. Esa es la cuestión. Por qué justo ahora…

Pienso.

Un paso más.

Pienso.

Y sí.

Otro.

Abro las puertas de la vida. Me pregunto a dónde voy. Mientras me miro al espejo.

Y elijo seguir mis pasos.

Chau.
.

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