miércoles, 7 de febrero de 2024

Lo diré todo


Esta vez va en serio, lo diré todo. Y cuando digo “todo” no me refiero a minucias, cuestiones menores o intrascendentes.

Todo es todo.

Por eso esta vez será diferente y alzaré la voz sin la más mínima restricción ni condicionamiento para pronunciarme de manera impúdica, insaciable, indecorosa.

Será como una bocanada de liberación que por fin pondrá los puntos a las íes y hará justicia. 

De modo que esta vez sí, me liberaré para siempre quizás con el único propósito de alivianarme, desatar restricciones que se encuentran en la profundidad del ser y avanzar a paso decidido para acomodar las cosas y que sean de la mejor manera posible.

Somos un mueble desordenado en algún aspecto, y hoy hay limpieza.

Limpieza profunda.

Así que hablaré sin medirme en ningún aspecto, que salga lo que tenga que decir y las palabras que hagan lo suyo. Yo tipeo.

No tengo nada que ver.

En algún aspecto, pienso.

Son los dedos, fijate, mirá. Los dedos van, se soltaron y van. 

Dejémoslos.

¿Qué querés decir flaquito?

No sé, pero empecemos, viste que siempre arranco con una suerte de preámbulo. Como que digo que voy a decir, que ahora sí diré, que estén atentos porque está vez…

Decilo flaquito.

Bueno, arranco con la casta, que a esta altura ya no están. Siempre hay que sopapear cuando el otro se fue, debe ser por la negación a la violencia. 

¿Pero querés sopapear o no?

Bueno, no sé. ¿Uno tiene que saber todo, che?

Uno busca, indaga, prueba. Intenta liberarse vaya a saber de qué, o hacer catarsis sobre cuestiones que más o menos quizás le incumban. Porque uno muchas veces no tiene la certeza de estar realmente incumbido. A lo mejor apenas lo incumbe, 
tangencialmente lo incumbe.

O ni siquiera lo incumbe.

Viste como son las cosas, ¿no?

No quiero andar con pormenores ni meter el ojo en la rendija para confesarlo todo. Solo diré que hay que honrar las convicciones, que nadie hace historia por ganar o perder, sino por honrar sus convicciones.

Que la vida se dignifica cuando se honran.

Y que a la degradada tibieza intrascendente hay que dejarla tranquila sabiendo que va a morir en la mediocridad.

Lo relevante es sumir siempre la histórica valentía.

Bueno, creo que más o menos lo dije.

Es por ahí.


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