jueves, 20 de octubre de 2022

Los pijoteros


Si no fuera por unas personas cercanas que evidencian la filosofía quizás no lo habría advertido nunca y jamás hubiera dilucidado con semejante elocuencia las consecuencias de esa actitud tan restrictiva como miserable.

Yo pensaba que era un tema de chicos esencialmente y que con el correr de los años cualquier persona se avivaba y salía de esa lógica indolente que le reduce el mundo, sus experiencias y posibilidades. 

Pero no es así.

Uno puede cumplir muchos años y no solo evitar abandonar esa postura, sino reafirmarla y acentuarla con el tiempo.

Lo he visto.

Y me he quedado de alguna manera con los ojos abiertos, extraviado y en algún aspecto conmovido por el accionar del ser pijotero que se aferra a esa filosofía restrictiva con uñas y dientes.

Lo que le ocurre esencialmente al pijotero es que vive en un mundo diminuto, chiquitito, donde residen las mínimas de sus posibilidades. 

Atestigua a diario la precariedad de su elección y se acomoda como puede, obviamente siempre sufriendo las consecuencias que en mayor o menor medida conoce.

Me he preguntado por qué el hombre pijotero se aferra a esa filosofía y si bien existen diferentes hipótesis que podrían explicar la convicción por ir a menos y aferrarse al dinero, creo que la más razonable o la que más me persuade, es la que indica que el pijotero asume esa condición porque sobrevalora más el dinero que cualquier otra cosa.

Es en esencia el más materialista de todos.

Es decir…

Piensa que el dinero tiene más valor del que tiene y no hay nada en el mundo que lo persuada de que es mejor soltar el billete para amplificar el mundo, extender la experiencia o vivir mejor.

Ni siquiera, la inflación, en los peores casos, porque el pijotero está tan consustanciado con el valor sobredimensionado que le da al dinero, que aún en contextos descaradamente perjudiciales, elige mantenerse estoico en su posición de no soltar los billetitos hasta última instancia.

Y si bien no quiero andar provocando a los pijoteros que obran como seres tan mezquinos como miserables muchas veces de manera desvergonzada e impúdica, solo escribo unas líneas conmovido por ciertas situaciones que elocuencian esa despreciable filosofía, que con total derecho cualquier persona puede asumir.

Aunque quizás lo más intolerable es la lógica de algunos pjjoteros que pretenden hacerse cargo del beneficio del ahorro que genera su proceder a costa de que el otro pague la cuenta de lo que fuera o le incumba, para luego usar ese dinero en beneficio propio.

Ese tipo de pijoteros son los más repudiables.

Los otros que se hacen cargo del precio que su filosofía genera, no joden para nada. 

Y son por supuesto muy respetables.


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