miércoles, 14 de septiembre de 2022

El viejo protestón

Siempre me advierto que no debo transformarme en un viejo protestón. Por eso procuro estar en guardia, atento a mí mismo para no caer en un rezongo reiterado que va señalando sin pausas los desbarajustes de la realidad que fuera.

Motivos siempre hay, por supuesto. Por eso la exigencia de mantenerme en guardia y no abordar cada uno de los asuntos. Sino más bien percibirlos y si se puede a veces mirar para otro lado. 

Cosa que no me sale.

Porque apenas advierto la improcedencia del mundo desbarajustado, espontáneamente me ofusco y lo señalo con indisimulable evidencia.

Pero no me quedo ahí, por supuesto.

Después de ptotestar me lanzo a la solución, pensando que hay que decidir esto o aquello. Y que hay que hacer eso o lo otro. 

Evidenciado en esa conducta que ese rasgo protestón en apariencias negativo y pesimista, conlleva esencialmente una voluntad indeclinable positiva, que consiste esencialmente en no hacerme el distraído ante el mundo desbarajustado y poner manos en el asunto. Con la clara determinación de resolver las cuestiones que fueran.

Como la caca de perros en los espacios públicos.

Por ejemplo.

Por no decir las mordeduras.

En fin, no es motivo de este escrito explicitar los hechos que azuzan al viejo protestón para ofuscarse y lanzarse luego al mundo a hacer de las suyas.

El tema es que debo reconocer un carácter desafiante de cierta decadencia impúdica que no para de ofrecer situaciones que exigen afrontarlas para no terminar todos viviendo en situaciones de mierda.

Literalmente.

No obstante, digo no obstante, algo que nunca escribo. No obstante debo administrar con cierta sapiencia este rasgo rezongón que me reclama accionar para incidir de la mejor manera en la realidad con la finalidad de transformarla positivamente.

Podría decir entonces que protesto productivamente. Y que soy uno de los tantos que no les da lo mismo todo, no convalidan la mediocridad ni el despropósito y aún están en guardia para presentar batalla.

Nunca adoptemos la posición acomodaticia y pusilánime de mirar para el otro lado. 

Permanezcamos en guardia y hagámonos siempre cargo de los asuntos que sean.

A luchar.


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