miércoles, 30 de diciembre de 2020

La suposición


Toda suposición carece de sustento para sostenerse de manera irrevocable, como si fuera una certeza indiscutible.

Porque a la suposición se le escabulle siempre la verdad.

Se le escurre entre los dedos por más empeñosa que fuera.

Suponer es de algún modo un arte más o menos respetable pero en cierto punto fallido.

Hay suponedores de todo que despliegan síntesis sobre los temas más diversos y concluyen en verdades propias que parecieran ser hechos verídicos inobjetables.

Cuando son suposiciones que cualquiera que las observe un poquito sabe que están enclenques.

No se sostienen ante cualquier pregunta espontánea que requise la verdad.

El peligro de ese tipo de suponedores no sólo los atañe a ellos que viven engañados con mentiras que asumen como verdad. Atañe también a los otros.

A quienes les creen las cuestiones que sean.

Y ya sabrán ustedes a esta altura que la Chola no estaba embarazada. Ni José se estaba haciendo la de America en una carrera memorable que lo empalagaba de riquezas.

Ni el médico cometió ese desatino. Ni Pedrito anda en cosas raras.

Y ya hemos comprobado alguna vez que lo que pensábamos y estábamos convencidos no era cierto.

Para ver la verdad, hay que liberarse de las suposiciones, cerrar los oídos a la chusma y mirar los hechos.

Es importante esto para recordarse uno que puede sufrir las trampas de la propia suposición.


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