viernes, 16 de noviembre de 2018

Grande Pedrito!


La escritura sirve para clarificarnos, inquietarnos y transformarnos de alguna manera. Con lo cual escribir es una bendición si detrás de la trastienda que impulsa esa escritura está la convicción de incidir sana y positivamente.

Siempre me pregunto para qué sirve la escritura y más o menos encuentro respuestas similares. Será que ahora vino el tema de Pedrito y uno dice en primera instancia qué tiene que andar escribiendo de Pedrito con todos los temas de la cotidianidad que tiene que resolver.

Pero luego se apiola y dice, ha sí, es bueno, hay que escribir, por ahí lee Pedrito, por ahí lee un ser cercano a Pedrito o los afectados directos por Pedrito y de algún modo se inquietan, se movilizan, observan con otros ojos y proceden.

Porque para eso está la escritura en última instancia, para proceder luego de aclarar. Y en ese acto sutil pero determinante es donde se define el mundo.

¿No?

Si no el mundo sigue igual arreglándoselas sin que nadie se entrometa y diga, cuidado. Por ahí no.

Ojito.

Y de alguna manera inquiete para que las preguntas inciten visiones superadoras y el mundo se encause por el camino más conveniente para todos. O bien por el que debiera ser natural y esté despojado del despropósito.

Lo que ocurre es que están desvirtuadas las cosas. Uno ve de refilón. Sí, ve de refilón y primero sospecha, pero luego parece percibir lo perceptible con claridad y de algún modo se apiola.

A fuerza de la elocuencia se da cuenta que muchos Pedritos que parecen dar la vida por acceder a la Presidencia de la Argentina les importa en realidad un rábano el fundamento esencial de su postulación como candidato.

Lo que los moviliza en verdad es el ego que les dice desde el silencio… ha muy bien, llegaste. Qué bien. Viste, por vos no daban mucho y ahora, mirate. Mirate bien Pedrito. Estás ahí en el sillón, en el candelero. Qué se puede decir ahora que las cosas se pusieron en su lugar, vas a vivir en la quinta de Olivos. Vas a hablar y te van a escuchar como si fueras un Dios en el oráculo. Se van a aglutinar quieras o no un séquito de obsecuentes para darte la razón en muchos casos y en definitiva el mundo quedará reducido a una sola síntesis que representará con evidencia irrefutable la única verdad por la que llegaste a donde llegaste.

A la cima.

Grande Pedrito!

En esa estás Pedrito, volando bajito porque se nota. Se ve que lo que en verdad te importa es estar en el pedestal.

Vivir en el país de Pedrito, como se escuchó algún día decir a un candidato.

No puede ser tan papanatas pero dijo así. El tipo dijo así, en el país de Pedrito…

En fin, por Dios Pedrito, somos grandes.


Si querés ser presidente que te movilicen los verdaderos motivos, que deberían ser llevar adelante el gobierno del país y liderarlo en las decisiones que hagan a la Argentina un país serio, respetable, productivo…

Somos grandes Pedrito.

Que tu ego no te maneje como un títere de tu propia vida. El país necesita un acto de responsabilidad, de autenticidad, de madurez.

Si estás para la pavada, mejor madurá primero y postulate después.

Disculpame Pedrito, disculpame.

Pero la verdad ayuda y crecer es doloroso.




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