jueves, 26 de julio de 2012

Caminitos de la vida


Yo no sé de qué se trata la vida, pero me lanzo al juego.

Para algunos es tener un hijo, para otros subir la montaña, escribir la canción, plantar un árbol, ser doctor…

Todos tienen razón.

Los más seguros, se centran en sus tareas. Persiguen el objetivo entusiastas, resolviendo las dificultades, esquivando las piedras del camino.

Los otros, preguntan por qué alguien va por otro camino. Que no ve que tiene que ir por su camino. Que esta es la vía correcta. La única posible. El sendero inevitable.

Estos últimos preguntan. Para cuándo plantás un árbol? Convencidos de su incertidumbre, cruzan los dedos en búsqueda de la tranquilidad que supone la reafirmación de sus pasos.

Estos últimos también son los que miran al otro. Lo observan en silencio, lo indagan en elucubraciones entre mates o café.

Los otros, no. Los otros no tienen tiempo. Están en su camino.

Van, van…

Siempre pienso que uno tiene que hacer la vida que quiera mientras no perjudique a los demás.

De manera que está bueno que uno venga para acá. Otro doble por la esquina. Alguien mire y no diga nada. O se quede quieto. O tal vez salte y avance de a pasitos.

No sé.

Que haya tantas personas como caminos, para mí es la única verdad.

Y lo digo convencido. Como un grito que revela cierta naturaleza del transitar humano.

No sé para dónde vas vos…

Yo hoy voy para allá.

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