domingo, 26 de junio de 2011

La Agresión


La agresión no vive en mí. Sólo que a veces viene a buscarme y se expresa.

No es agresión física. Claro que no.

Es discursiva.

Palabras que irrumpen de repente y que revoleo como cachetadas.

No van dirigidas a nadie en especial. A una persona con nombre y apellido.

Vienen, las tomo y las lanzo.

Sobre el rostro del otro.

Aunque en verdad no son palabras. Son ideas, que se expresan en palabras, oraciones y párrafos.

Que en determinado momento se cuelan en uno de mis escritos, hasta que pueden visualizarse. Porque revelan su elocuencia aunque uno siga leyendo otra cosa.

Si se observa con atención tarde o temprano puede advertirlo. Caso contrario pasa uno desprevenido sin haber advertido nada. Salvo una pequeña incomodidad que de repente molestó como esa piedrita que nunca se encontró en el zapato.

Me pregunto de dónde vendrán esos atisbos de violencia que de alguna manera trascienden.

No le voy a echar la culpa a los malos que se cruzan por la vida. Y sin querer los observo.

Pero sus comportamientos indebidos y dañinos deben tener que ver con mi afección. Son incidentes para provocar esas dos o tres palabras de guapo, que a veces aparecen. Vienen a buscarme.

Y yo las escribo.
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