Salirse
Un día voy a salirme de mi cuerpo.
- Muy bien, cómo lo harás?, -preguntarán ustedes.
Simple.
Voy a correr, correr.
Correr.
Lejos, lejos, lejos…
Hasta que el cuerpo se canse. Verdaderamente se canse.
Y cuando las piernas se rindan, justo en el instante en que cedan y desvanezcan.
Cuando se desplomen.
Justo ahí, en ese preciso y fugaz momento de rendición.
Ahí sí.
Aprovecho el envión.
Y salto con todo para adelante.
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