sábado, 16 de octubre de 2010

Estado de Ausencia


Ocurrió hace tiempo, pero hoy lo rememoro.

Quiero decir que lo traigo a la luz para su evidencia. Lo pongo ante mis ojos y los ojos de los demás.

Presentándolo en público.

Sospecho siempre que esta técnica de pescar subjetividades que me revelan, debe tener su incidencia para facilitar cierto fluir. Cierta liberación, del cuerpo y del alma.

Pero no quiero confundirlos ni confundirme. Sólo revelar la trastienda del propósito, que me lleva a escribir ciertos párrafos para cumplir el cometido.

Bien.

Era estado de ausencia porque el cuerpo participaba en situaciones donde la mente no asistía.

No es un tema de niño, sino de grande.

En determinado momento mi cuerpo estaba presente. Era uno más de los parroquianos que participaban de la circunstancia.

Nadie podría decir que yo no estaba.

Pero ese transcurrir de la vida revelaba a la vez el estado de ausencia.

No estaba.

Estaba el cuerpo, pero yo no estaba.

Bien lo sabía yo y todos los testigos. Ocasionales compañeros de la vida que atestiguaban cierta precariedad de mi presencia.


Mi mente estaba siempre enredada en situaciones que juzgaba más relevantes. Las neuronas marchaban como un imán hacia otros paisajes que exigían su atención.

No importaba que estuviera viendo una película, participando de una reunión de amigos o andando en patineta.

La atención se centraba en un espacio íntimo, interesante e intenso. Que la seducía recalcando su importancia, hasta sentarla en una mesa y exigir que la tarde transcurra con ella.

Y aunque la tarde sea una metáfora descriptiva de esta condición que procuro precisar. Bien vale mencionarla en honor a la belleza del cielo despejado, el sol y la luz.

Hoy no quiero justificar aquellas ausencias mentales sobre fallidas presencias.

Tal vez pretendo superarlas definitivamente. Observar esos pequeños atisbos que se sostienen como ciertas reminiscencias que aún emergen. Y despedirlos con el afecto que uno le tiene a quienes fueron sanos compañeros.

Celebro entonces que hace tiempo la mente haya vuelto a mi cuerpo. Y estemos juntos los dos, donde tenemos que estar.

Viviendo cada una de las circunstancias.
.

1 comentario:

Podés dejar tu comentario como usuario de Blogger, con tu nombre o en forma anónima. Seleccioná abajo.