miércoles, 6 de octubre de 2010

Escritor Compulsivo


Algún día, para jugar, sólo para jugar.

Voy a escribir tanto, tanto tanto, que se va a cansar el lector.

Y aunque insista con la lectura sostenida, voy a escribir tanto, tanto tanto, que no va a lograr sostenerse.

Y no importará la persistencia o determinación que lo impulse a seguir, seguir y seguir.

Porque siempre habrá un renglón más, un párrafo más.

Letras y más letras frente a los ojos caprichosos o determinados.

Y se conformará de pronto una lucha entre palabras y más palabras. Y una lectura persistente.

Unas avanzarán como locas para procurar siempre más. Y los ojos las consumirán aceptando el juego.

Y habrá más palabras, y habrá más miradas.

Más escritura, y más lectura.

Y así, y así y así….

Hasta llenar hojas y hojas.

En una suerte de batalla que asciende a la disputa entre redacción y observación. Debatiéndose palmo a palmo.

Renglón a renglón.

Dejándose atrapar por la locura de una lucha insana pero persistente.

Que parecía un juego pero se ha transformado en algo sublime.

Que sigue, sigue, sigue…

Y así van. Hojas y más hojas.

De un texto que puede tener principio.

Pero nunca tiene final.
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