Escritor Compulsivo
Algún día, para jugar, sólo para jugar.
Voy a escribir tanto, tanto tanto, que se va a cansar el lector.
Y aunque insista con la lectura sostenida, voy a escribir tanto, tanto tanto, que no va a lograr sostenerse.
Y no importará la persistencia o determinación que lo impulse a seguir, seguir y seguir.
Porque siempre habrá un renglón más, un párrafo más.
Letras y más letras frente a los ojos caprichosos o determinados.
Y se conformará de pronto una lucha entre palabras y más palabras. Y una lectura persistente.
Unas avanzarán como locas para procurar siempre más. Y los ojos las consumirán aceptando el juego.
Y habrá más palabras, y habrá más miradas.
Más escritura, y más lectura.
Y así, y así y así….
Hasta llenar hojas y hojas.
En una suerte de batalla que asciende a la disputa entre redacción y observación. Debatiéndose palmo a palmo.
Renglón a renglón.
Dejándose atrapar por la locura de una lucha insana pero persistente.
Que parecía un juego pero se ha transformado en algo sublime.
Que sigue, sigue, sigue…
Y así van. Hojas y más hojas.
De un texto que puede tener principio.
Pero nunca tiene final.
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