Ojos que Miran
Aquí, en este blog, debo reconocer. Es cierto. Que hay ojos que miran.
Lo observan todo, sin decir nada.
Silenciosos y expectantes, son siempre compañeros. Que se dejan llevar por las palabras, párrafos tras párrafos en búsqueda de sentido.
Muchas veces me pregunto cuánta gente leerá en silencio. Mira y se va.
Cuántos ojos persisten en el encuentro de estos escritos. Y se dejan llevar por el transcurrir de las palabras.
Sin decir nada.
Cada cierto tiempo algún amigo me comenta que vio o leyó alguno de estos escritos.
Es ahí cuando pienso por qué nunca dejó rastros. Y se permitió evadirse honrando la ausencia.
Pero ese silencio que por momentos se hace notable, es siempre una saludable compañía.
Como si fuera una novedosa forma de estar, que persiste inalterable.
Suficiente para incitar la escritura, porque conozco el carácter precario de las palabras y siempre creo en los ojos que me miran.
Lo observan todo, sin decir nada.
Silenciosos y expectantes, son siempre compañeros. Que se dejan llevar por las palabras, párrafos tras párrafos en búsqueda de sentido.
Muchas veces me pregunto cuánta gente leerá en silencio. Mira y se va.
Cuántos ojos persisten en el encuentro de estos escritos. Y se dejan llevar por el transcurrir de las palabras.
Sin decir nada.
Cada cierto tiempo algún amigo me comenta que vio o leyó alguno de estos escritos.
Es ahí cuando pienso por qué nunca dejó rastros. Y se permitió evadirse honrando la ausencia.
Pero ese silencio que por momentos se hace notable, es siempre una saludable compañía.
Como si fuera una novedosa forma de estar, que persiste inalterable.
Suficiente para incitar la escritura, porque conozco el carácter precario de las palabras y siempre creo en los ojos que me miran.
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