lunes, 3 de diciembre de 2007

Lluve en Pringles


Son las veintiuna horas y llueve en Pringles. La noche llega junto con las gotas que fueron incipientes primero y decisivas después.

A esta altura se volvieron valientes y abrumadoras. Unas tras otras se muestran caprichosas e insistentes.

Desafían a los cuerpos, a los autos, a los animales…

Invitan a resguardarse en sus casas a varias personas. Impulsan una actitud acomodaticia. Conformista, resignada.

¿Sabrán lo que logran las gotas?

Sumisión de cuerpos que se adecuan a las circunstancias. Se doblegan ante la naturaleza por cierto bienestar conveniente que los recluye en sus casas.

Adiós a la aventura. A la bravura de quien se anima al enfrentamiento.

Está derruida la dignidad de caminar con la frente en alto. En actitud burlona de la manifestación climática.

Ganan los pilotos. Se abren los paraguas.

Se encienden más televisores. Se prenden más luces. Se cierran las puertas con llaves.

Llueve. Llueve…

1 comentario:

  1. LLuvia en Pringles!! Siempre me visitan esos recuerdos de adolescente.
    Parecía una ciudad dormida, tomada por la lluvia, nada para hacer,quizás leer y tomar mates. Los mates de mediatarde con mamà.Inolvidables. Lindo tu relato,Graciela

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