martes, 7 de mayo de 2024

Papá te quiere mucho


Hace cinco años vino Santino a nuestra vida. Fue un niño esperado y buscado. Hasta que de alguna forma un día abrió la puerta y entró a nuestro hogar.

Santino es risueño, tiene buena onda, le gusta ver dibujos y explota de alegría cada vez que viene Peri, Dante, Vito o cualquier otro amiguito a casa. Basta que lleguen para que salgan alborotados a jugar con el perro primero, a andar con el gira gira o a saltar en la cama elástica. Todo siempre entre gritos de pequeños felices que liberados hacen de la suya.

No hay mejor tiempo vivido que cuando el ser se conecta con el presente, se deja fluir y desplazar en la simpleza de la vida, con la compañía de otro ser entrañable como puede ser un amigo. 

Eso se percibe fácilmente en las risas, los gritos de algarabía, la actitud corporal activa y el alegre bullicio que acompaña esos movimientos impredecibles que llevan a los niños de un lado para el otro del patio y la casa.

La vida no es más que eso en su esencia, la posibilidad de entregarse a momentos felices.

Como el de ayer cuando hicimos la entrada a la cama grande. Primero caminando para adelante con los pies extendidos, luego saltando, saltando. Caminando hacia atrás. Vamos ahora en avión a revolotear por la habitación. Pies para arriba, para arriba. Brazos extendidos….

Pirulero, pirulero.

Grito liberador.

Vamos, digo cuando me aguarda con los brazos extendidos, lo agarro y lo subo al cielo listo para para el aterrizaje. Y nos lanzamos en la cama para caer de espaldas a carcajadas.

Bicicleta, bicicleta, indico mientras bicicleteamos en el aire con la espalda apoyada  y las piernas en movimiento desenfrenado.

De repente llega cierta calma luego del aterrizaje. Santino se acomoda y pide el cuento de Paquito, que se relata religiosamente y  tiene un parecido excesivo a él, con sus amiguitos y sus circunstancias, pero hace siempre aventuras increíbles que lo llevan más de una vez al calabozo. 

Cuando termina el cuento apagamos las luces, lo abrazo antes de que se duerma, y le digo…

Papá te quiere mucho.


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