jueves, 10 de agosto de 2023

La viveza



Pocas cosas me enojan más que la picardia que tiene como propósito lograr objetivos insanos en perjuicio de los demás.


Cuanto más flojo de valores está una persona, más propensa está a obrar bajo los dictámenes de la viveza, que en definitiva reporta beneficios personales en perjuicio de los demás.


Ejemplos sobran, cada uno verá.


Pero si tengo que ponerme en modo viejo cascarrabias arrancaría con todo gusto por el tema perros y seguiría sin chistar a toda velocidad con el tema parlantes bullangueros.


Para proseguir con temas delicados como el exceso de velocidad de los descerebrados que obran de manera propicia para dañar y matar.


Entre otras cuestiones.


Obviemos los detalles sobre pisar caca de perro en veredas o los ruidos que impone el tarambana de turno impidiendo que conversemos, leamos, escuchemos con auriculares lo que queramos o simplemente disfrutemos el silencio.


El problema en el trasfondo es siempre el mismo, la educación.


Y más precisamente la desconsideración del prójimo bajo un supuesto lema que indica, yo hago lo que se me antoja.


Y todo me chupa un huevo.


No importa que al otro lo perjudique, le fume en la cara, lo aturda, lo atropelle asesinamente…


Hago lo que se me antoja porque así de tonto soy. 


No registro al otro, no me importa el otro.


Me cago en el otro.


Lo que importa es hacer lo que se me antoja a cualquier precio.


Total yo recibo el beneficio y el otro paga el costo.


El otro que se arregle.


Lo trampeo, lo engaño, lo estafo, lo jodo.


Jaa, qué vivo que soy.


Típica filosofía de los que se creen vivos y no advierten que son idiotas.


Ojalá que este escrito sirva para avisarles.


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