viernes, 17 de septiembre de 2021

Palabras

Hay que usar palabras para incidir en la realidad y transformarla. Entre otras cosas. Porque también las palabras se pueden usar para enredarse unas con otras sin decir absolutamente nada. Nada de nada. Y avanzar, renglón a renglón, en una supuesta intención de acceder a un decir que nunca se pronuncia. Gastando así oraciones, párrafos, páginas y hasta libros enteros. 

Yo he sido víctima de esa situación, como lo han sido miles o millones de personas. Que leíamos, leíamos, leíamos, páginas, páginas y páginas. Y nada de nada, o bien una idea que podía rescatarse a regañadientes, como extirpando una conceptualización precaria que costaba salir y solo con esfuerzo y esmero podía emerger y capturarse. 

Así de demorados, trabajosos, lentos e improductivos son muchos escritos. Muchos textos con los que nos encontramos en la vida. Y en la época universitaria se nos presentan e imponen. Uno tiene que vérselas con ellos, luchar, forcejear y atenderlos de principio a fin, procurando descifrar qué tienen para decir y exigiéndose para extirpar lo poco que puede rescatarse de tal despropósito. 

Eso pasa por supuesto en algunos escritos o textos tediosos, que no son la mayoría pero a veces son unos cuantos. El tema es, entonces, liberarse de esa prisión apenas se pueda. 

De ahí que si usted no disfruta, no toma nada positivo, productivo, inspirador, entretenido o lo que fuera de lo que lee, debe liberarse de inmediato. 

Escaparse tan pronto como pueda.


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