viernes, 8 de enero de 2021

El ser que fluye


La vida no está en estancarse, sino en fluir.

Cuanto más uno se preserva, cuanto más conservador se vuelve, más previsibilidad construye en su vida y menos vive.

Y qué?

Puede decir alguien que es feliz en la certeza de su vida previsible, con su casa, su auto, su señora y sus hijos.

Y la asistencia regular e indeclinable a la misa de los domingos.

Nada que decir, por supuesto.

Nadie como yo respeta y alienta al otro a tomar sus decisiones personales y hacer lo que se le antoje.

Siempre y cuando no joda a los demás.

Innegociable salvedad.

De ahí que sin querer frunzo el ceño cuando en una plaza llega alguien con un parlante a todo volumen y nos impone la música bullanguera que fuera.

Pero no me quiero ir de tema.

Hoy creo que uno envejece cuando mira para atrás, en vez de mirar el presente o hacia adelante.

Me espanta en algún punto la gente que viene y me cuenta la vida que tuvimos y lo fascinante que fueron aquellos tiempos que no volverán.

No digo que me haya vuelto un viejo macaco que no quiere recordar nada de lo vivido ni escuchar alguna anécdota memorable.

Solo digo, a este respecto, que cuando alguien viene con una y otra anécdota y despliega la conversación que se centra en el pasado que se fue, a mí ya no me interesa.

La vida está ahora y hacia adelante, nunca para atrás.

Y respecto de lo previsible que algo iba a decir, me quedo acá nomás.

En la vida que fluye.

Donde parece que se honra más la existencia y uno se siente más vivo.


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