viernes, 6 de octubre de 2017

Cirugías mayores


Voy a tratar de escribir un poco. A veces pasa un mes y no escribo nada, me pregunto si haré bien. Si esa distancia con la escritura es buena y si no estoy dejando pasar buenas oportunidades para capturar textos que quizás sean interesantes.

Me cuesta a veces retomar y alinearme de nuevo con la escritura, que es un mundo fascinante. Con frecuencia me doy cuenta que me cuesta fluir en el escrito y es esa una condición necesaria para hacer un buen texto, pienso desde mi humilde punto de vista.

Cuando el texto fluye hay cierto logro. Cuando dice algo en algún pasaje de manera diferente pero notoria, hay otro logro.

Cuando advierte una mirada particular y propia, creo que hay un logro más.

Y a veces cuando alguien tiene suerte, se alinean los planetas o vaya a saber qué es lo que sucede, esas condiciones se dan juntas y el escrito es excelente.

Yo creo que aspiro a eso siempre, a tratar de liberarme de inquietudes que necesito desentrañar y elaborar, para andar con más liviandad en la vida. La escritura posibilita esa situación que es maravillosa. Ejerce así una suerte de autocuración sin médicos ni enfermeros. Basta que uno se ofrezca a autoescrutarse o a zambullirse en su interior y sus menesteres para realizar la operación sin riesgo de vida.

Es un proceso de adentramiento el que se realiza con cirugía simbólica y se delimita al mundo de las palabras.

No hay sangre.

En los hechos.

Ni riesgos de vida, aunque cualquier persona que se entrometa en esos menesteres debe ser cuidadosa, más si afila el bisturí y tiene intención de profundizarlo.

De lo contrario son operaciones menores, que también suelen ser necesarias.

El tema es avanzar con cierta responsabilidad y cuidado, porque si bien es  cierto que no hay sangre, nadie está exento de ensangrentarse si pone manos a la obra y arremete hasta el hueso.

A veces uno lo sospecha porque el cuadro parece claro. Pero otras veces uno lo sabe porque lo ha acometido. Ha apuntado a su interior con el bisturí afilado y ha hecho lo que tenía que hacer.

Lo que sospecha uno también es que nadie disfruta de esas operaciones, por lo cual es muy posible que hagamos intervenciones menores pero que evitemos esas cirugías mayores.

Si bien son curativas, nadie quiere exponerse a morir desangrado.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Podés dejar tu comentario como usuario de Blogger, con tu nombre o en forma anónima. Seleccioná abajo.