Informantes
Nada detesto más que las personas que hablan como si estuvieran involucradas en temas laborales y en verdad les importa un carajo todo. Solo se preocupan por informarse y desplegarse hábilmente a partir de esas informaciones que reciben para hacer creer lo comprometido que están con los asuntos.
Es una patraña débil y de poca monta, si es que está bien decirlo así. Porque vaya uno a saber qué es poca monta. Pero supuestamente querrá decir, poco vuelo. Algo así. Poco vuelo porque no conduce a nada, solo a salvar el honor de manera pantomímica y mentirosa, haciendo suponer que el informante entrega la vida por la causa cuando en verdad le importa un bledo.
Y andá a saber bien qué carajo es un bledo y por qué es que la palabra aparece, se hace un lugar desde alguna grieta y emerge justo en un momento. Como ahora, un bledo, debe querer decir nada.
Nada de nada.
De ahí tal vez que uno se enoja cuando se encuentra con el opinólogo o informador que actúa como un simulador frente a quien no sabe nada y es presa fácil de la patraña. La persona que de algún modo lo evalúa y a quien en forma persistente rinde cuentas.
Eso ocurre mientras los compañeros de trabajo lo advierten todo y muchas veces quedan sorprendidos por la destreza con la que se mueve el farsante.
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