lunes, 24 de noviembre de 2008

Sonrisas Socarronas


Me pregunto sobre la funcionalidad de la crítica destructiva. Y me parece observar que tiene un efecto positivo sobre quien la realiza, o curativo si se quiere.

Sospecho que algún beneficio tendrá quien parece regocijarse mientras despacha puñaladas. Digo, palabras ofensivas.

En la Argentina muchos de los programas de mayor rating tienen el espíritu de hacer críticas destructivas. Con sonrisas muchas veces socarronas hacen foco en otro que procuran destruir a fuerza de violencia verbal.

La viveza criolla ha agudizado el ingenio para desplegar desde el estrellato una actitud maliciosa.

Reírse, burlarse, ridiculizar…

Las víctimas son diversas. Periodistas, actores, deportistas, políticos…

Muchos han sido blanco de la actitud dañina que revela la crítica destructiva.

Un público de adeptos entusiastas de lo hiriente celebra las maestrías de la bajeza. Esa capacidad elocuente de atentar contra personas que han sido focalizadas por cierto protagonismo, y que serán las víctimas predilectas.

En la Argentina pareciera que hay un mercado interesante dispuesto a consumir a quien enuncia las críticas más dañinas. Aplausos, besos y autógrafos no le faltan a aquel que es capaz de dar golpes bajos.

Pienso en los periodistas más notables de este país, en el deportista más destacado, la modelo más perfecta, los mismísimos presidentes…

- Muchos se lo merecen, Juan Manuel.

Ufff….

- Dos párrafos más, ya termino…

La Argentina merece una actitud positiva. Una crítica sana e inteligente.

Una crítica constructiva.

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