sábado, 15 de agosto de 2015

¿Quiénes somos?

Hemos de estar atentos, sigilosos. Expectantes.

Observándonos.

Ahí tal vez tengamos alguna chance de poder llegar a ciertas precisiones y descubrir por fin quiénes somos. Caso contrario andamos siendo sin tener mayor consciencia de este tema. Y cuál sería el problema entonces, ninguno porque no habría problema alguno en ser sin saber quiénes somos.

Aunque deberíamos deternernos.

Fijarnos bien lo que pensamos, o lo que procuramos pensar.

Entonces quizás podríamos decir que podemos ser sin saber que somos. Lo cual nos aliviaría de algún modo porque evitaría que nos adentremos a la indagación y al descubrimiento de nosotros mismos. Y, quizás, además tenga la ventaja adicional de que al ser sin preguntarnos por quiénes somos, fluyamos con mayor espontaneidad y en esa fluidez vivamos más lo que tengamos que vivir, sin ningún juzgamiento de nosotros mismos y, tal vez lo que es más importante, sin cualquier restricción que pueda imprimirnos la mirada propia.

Porque, por ejemplo, uno podría hacer tal o cual cosa y si al mismo momento se observa, podría preguntarse, pero qué estoy haciendo. Esto no corresponde. No soy así.

Tan pelotudo.

Entonces por ejemplo se reencuadra en comportamientos más aceptables, no sólo para los ojos de los demás. Si no también para sus propios ojos.

Lo que demuestra entonces que si uno se pregunta por quién es y quiere descubrirse, se transforma en una marioneta guiada por la mirada ajena y por sus propias regulaciones.

Porque somos en la irracionalidad, en la espontaneidad, en el acto impulsivo.

Como somos también en la racionalidad, en la especulación o la estrategia.

Además de ser en las contradicciones y en tantas cosas más.

Todo embrollado en un carácter dinámico que signa la vida humana y que nos afecta como individuos. Imprimiéndonos a nosotros la delimitación, que es al mismo tiempo posibilidad, de la palabra cambio que nos asiste.

Somos en el cambio.

Entonces…

No podemos fijarnos como seres y residir en nuestros rasgos, como características definitivas inmodificables, por más que nos esforcemos, enojemos.

O pongamos el grito en el cielo.

Esto nos estaría haciendo pensar hoy, sobre este tema álgido e inquietante que puede ser muy relevante para todos, y que creo que haríamos bien en reflexionarlo un poco.

¿Nos observamos entonces?

Cada uno sabrá.

Pero fluyamos liberándonos de las restricciones y permitámonos ser quienes en verdad somos.

Suerte.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Podés dejar tu comentario como usuario de Blogger, con tu nombre o en forma anónima. Seleccioná abajo.