lunes, 4 de noviembre de 2013

El Enojo


Hace tiempo que no me enojo como debería enojarme.

Años, diría.

Gritar con rabia malas palabras o pegarle una buena piña a la pared.

Así se habla.

Ahora mismo me dan ganas de levantarme, acercarme a la pared. Mirarla de frente. Y darle con toda la rabia.

Eso es lo que debería hacer. Al menos una vez en la vida. Para sentirme vivo, para honrar el enojo.

Pero me quedo acá, escribiendo. Disciplinado como un niño bien educado.

Sin siquiera el más mínimo atisbo que me impulse a levantarme, ir hasta la pared y procurar justicia.

Nada.

Me defraudo con la recurrente calma que apacigua cualquier vocación de incipiente violencia.

Sólo unas líneas de escritura para liberar el fastidio, adormecerlo sin facilitar su desahogo.

Debo reconocer que mi enojo es moderado, se desvanece apenas emerge y se esfuma sin adquirir la instancia que facilite su manifestación.

Un fiasco.

Es en verdad filtrado por la razón, que lo diluye ante cualquier titubeo o insinuación que procura liberarlo.

Sospecho que al enojo le gana siempre la razón. Será por eso que lo seduce la calma.

Sospecho.

Pero no sé muy bien por qué en este momento sonrío. Me paro…

Y me acerco a la pared.

. Escritos de la Vida - Juan Valentini     *Juan Valentini es autor de "Escritos de la Vida", disponible en papel y ebook.

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