¿Qué es ser culto?
El otro día por esos vericuetos de la vida una persona inteligente preguntó.
De inmediato pensé que era un problema de identidad de esa persona. Es casi imposible no generar una idea a partir de indicios o hechos relevantes.
La pregunta desajustada de las circunstancias me disparó la suposición.
Debe ser inseguro o debe valorar la identidad del culturoso, pensé.
Muy posiblemente equivocado.
Porque tal vez el hombre tenía un genuino interés, y entusiasmado en el mundo de la abstracción le inquietaba esa pregunta.
Para alcanzar con mayor precisión a observar los designios espontáneos de la mirada ajena.
Creo que ser culto en la sociedad actual ha perdido mucho mérito. Antes una persona culta sobresalía y sorprendía fácilmente.
Un par de citas y recitar algunos conceptos, o frases, o citas de libros, era suficiente.
Hoy eso no sorprende a nadie porque para muchos no tiene ningún valor.
Con internet a mano hasta el hombre más culto queda de alguna manera rezagado por quien con espontaneidad y en un abrir de ojos accede y encuentra la información que sea.
Esta situación degrada la virtud del culto si es concebido como un acumulador de conocimientos con la destreza de manipularlos y presentarlos cuando llegue la ocasión.
Por eso quizás el culto no es valorado en estos tiempos, la tecnología lo suplanta con facilidad y quita valor al conocimiento que cualquier culto fácilmente puede desplegar.
Otra persona podría pensar que una persona es culta porque habla Latín.
Pero eso a quién le importa.
Por eso hoy lo importante no es quizás ser culto, sino procurar ser inteligente.
Poner ímpetu no en acumular información, sino en avivarnos.
No tiene ningún valor leer libros y autores para recitar o sorprender con una memoria envidiable.
Es mejor leerlos en profundidad para entrar en un proceso de reflexión interesante y enriquecernos en esa instancia de desafío, transformación y aprendizaje.
Lo importante es lanzarse al juego con todo y aprovechar ese espacio de lectura para problematizar las conceptualizaciones que fueran con el ímpetu quizás de elevar nuestro nivel de conciencia, lograr mayor efectividad y superarnos.
No es importante ser culto ni recordar nada.
Lo relevante es aprovechar al máximo la instancia de lectura.
Después, está bueno hasta olvidar lo que decía cada libro.
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