jueves, 14 de agosto de 2025

Hay que…



Primero…


¿Por qué la gente quiere indicación?


Y no sólo eso.


Quiere las indicaciones infalibles para proceder logrando lo que fuera.


¿Qué hago entonces?


Es la pregunta del millón.


De alguna manera representa evadirse de la responsabilidad que supone encontrar la propia respuesta y trasladar esa responsabilidad a otra persona.


Sea quien sea.


Incluso puede ser un libro. 


Para lo único que con claridad sirve esa lógica es para desentenderse falsamente de la propia responsabilidad. Porque aún cuando el susodicho decide trasladarle en apariencias la responsabilidad a otro, esa misma decisión implica que fue él el que resolvió eso.


Piedra libre.


Así que luego no puede señalar con el dedo que la indicación o las indicaciones fueron fallidas y la culpa es del otro salamín que dijo que haga esto o lo otro y resultó un fracaso.


No sé ustedes pero yo evito decirle al otro lo que tiene que hacer a pesar de las recurrentes demandas que recibo en ese sentido.


Se me cuenta por ejemplo tal o cual situación, se me hace saber de tal o cual desafío o entuerto y se me dice, qué tendría que hacer.


Miro a veces con entusiasmo el convite pero me cuido de dar un paso en falso y si no hago la perorata que justifica el rechazo al convite, simplifico diciédole al susodicho que el mejor consejo que puede recibir es el que es capaz de darse a sí mismo.


Y me quedo ahí, no mucho más.


Después dadas las recurrentes insistencias me ofrezco a decirle todo lo que quiera si quiere escuchar. Porque siempre hay múltiples aristas, vericuetos, escenarios posibles y consecuencias de las decisiones que tome.


Y conviene pensar.


O que alguien ayude a pensar.


De modo que con la salvedad inicial que pone blanco sobre negro a la intención del susodicho de recibir la respuesta acertada, y delimita un marco infranqueable, me dispongo luego a parlanchinear con gusto y total compromiso con el propósito de aportar al análisis que favorezca las decisiones que considere convenientes.


Finalmente en general lo aliento a decidir lo que considere mejor. 


Y si no está seguro le sugiero que analice un poco más y se imponga plazos.


No puede quedar el susodicho enroscado mientras la vida pasa de largo.




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