viernes, 12 de julio de 2024

La presunta estafa


Atiendo un número del exterior con la expectativa de que se abran nuevas instancias de la realidad y que esas presumibles alternativas sean una buena aventura para ensanchar la experiencia de vida y sacarle más provecho a la existencia extendiendo el mundo actual que supe conseguir.


Me habla un tal Acosta y me anuncia que el asunto es delicado.


Importante.


Me hace saber que una tal no recuerdo el nombre, el apellido, y el DNI, ha usado mis datos para comprar un horno eléctrico, y el perspicaz, astuto, perro de presa de Acosta, ha advertido desde su departamento de resguardo a fraudes de Mercado De Pago, que este asunto es una patraña y que la susodicha va a arruinarme con deudas que deberé afrontar para que ella disfrute vaya a saber de qué placeres, chucherías o lujos, como el maldito horno eléctrico que según Acosta vale como 300 lucas y está intentando comprar.


Salto como una pipa y digo que no conozco a la susodicha, que no acepte la transacción, que es una burda estafa y que deniegue cualquier intento de esa índole o similar.


Acosta se muestra como un aliado incondicional que está para resguardar mis intereses y evitar que me estafen y yo lo escucho con desconfianza pero con atención, midiendo sus palabras y obrando con sigilo por la presunción de que se trate de un farsante que hábilmente ejerce la destreza de embaucarme para estafarme.


Me pide que ingrese a Mercado de pago y vea la actividad, mientras me juramento en silencio que no le mencionaré ninguna información como resguardo ante esta presumible patraña.


Me dice que apunte un número de Cbu, y procedo en consecuencia.


Intento pedir explicaciones y entrar en los pormenores del asunto, pero me dice que actúe con rapidez porque si se corta el proceso me arruinarán y solo quedará reclamarle a defensa del consumidor mientras pague todas las cuentas.


Me indigno y pataleo. Digo que necesito mayores precisiones.


Acosta advierte que no seré presa fácil y que su ayuda está obstaculizada por la desconfianza. Lo noto impaciente, molesto, levantando el tono. Y es ahí donde aprovecho a tomar las armas para poner las cosas en su lugar,


Deme su DNI, contraataco.


Y Acosta se enoja, se indigna. Reitera que no va a poder ayudarme si corta el proceso.


Pero yo insisto, su DNI Acosta, su DNI.


Y Acosta se exaspera, se ofusca, se indigna como un amigo que se siente defraudado porque uno le perdió la confianza.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Podés dejar tu comentario como usuario de Blogger, con tu nombre o en forma anónima. Seleccioná abajo.