El chanta
Quisiera yo desenmascarar al chanta. Y lo voy a hacer con total determinación, claridad, sin concesiones.
Procuraré abordarlo para que estemos atentos y evitemos que nos joda con el proceder malicioso que lo caracteriza.
El chanta se cree vivo, y no se da cuenta que es un tonto.
Un verdadero zonzo que se cree más vivo que los demás y que tiene como propósito joder a sus semejantes valiéndose de las tretas más estúpidas.
El engaño, la trampa, la mentira.
Un chanta es una persona que agarró el peor camino y se vale de artimañas tan precarias y endebles, como la mentira, que siempre tarde o temprano sale a la luz para descubrirlo y ponerlo en evidencia.
El problema del chanta es que si está comprometido con ser chantún, jamás agarrará el buen camino. No hay forma de señalarle que haciendo las cosas bien le va a ir bien, y haciendo las cosas mal, le va a ir mal.
Cree erróneamente que haciendo las cosas mal le va a ir bien.
Una zoncera por donde se la mire.
Pero a los chantas les va bien, puede decir alguien, como me dijo un chanta que tuve la mala suerte de cruzarme por la vida y procuré persuadir de que por ahí solo se encontraba el fracaso.
Si les va bien, es de manera esporádica, circunstancial, propia del corto plazo. Exitos burdos más o menos percibibles, pero tan fugaces como pasajeros.
Exitos precarios que les vuelven como boomerang para ponerlos tarde o temprano en su lugar.
Ningún chanta es en verdad exitoso, es esencialmente un fracasado con todas las letras. Porque en vez de creer en la bondad, el trabajo honesto y la inteligencia, cree en la trampa, la mentira y el engaño, cuestiones que expresan la bajeza de su persona y la maldad de su vida.
Además cuando el chanta está embalado, se entusiasma con la posibilidad de joder al otro en lo que fuera, eligiendo convertirse en un verdadero estafador.
Una de las cuestiones a las que el chanta no puede escapar es a las consecuencias que genera para su propia vida. Valerse de la mentira, la farsa, la maldad y el engaño, genera cotidianeidades trabajosas, sufridas, tensionantes, que nada tienen que ver con el bienestar de la persona.
El chanta actúa y tarde o temprano sufre las graves consecuencias que fomenta.
Siempre veo que el chanta es una pobre persona que construye una vida de mierda.
Lo mejor es detectarlos a tiempo para alejarse de ellos tan rápido como se pueda, porque se camuflan con bastante habilidad.
Aunque siempre son descubiertos.
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