Escuchame
Escuchame, escuchame. Te voy a decir una cosa, vos escuchame. Lo que yo te diga no lo tomes como una verdad única, absoluta, incuestionable. Escuchame bien, escuchame. Yo intento, pruebo, hago lo mejor que puedo o en verdad hago lo que sale espontáneamente, porque estoy alineado con la autenticidad del ser. Ahí está la verdad, en ese recoveco, digamos. Escuchame, escuchame. Fijate vos pero buscá por ahí. Digo, creo que ahí está parte del asunto, no el todo. Procurar el todo sería muy pretencioso, un anhelo siempre incumplido. Podemos aspirar a una partecita, una lucecita, un indicio. Escuchame, esto que te digo, ¿escuchás? Creo que ahí está algo que es mejor detenerse y mirar, zambullirse con ánimo de encuentro, no será el todo completo, absoluto y definitivo. No. Será un indicio, una pista, una breve luz entre la oscuridad. Vos escuchame con atención. Escuchame lo que te quiero decir. Bah, lo que te estoy diciendo, esto, esto. Escuchá, escuchame. Viste este tema, ¿no? ¿Cuál tema? El del mundo simbólico. Escuchame, el mundo simbólico, de lo que estamos hablando. ¿Me escuchás? Escuchame bien, este es el tema que nos tiene. Uno es en un mundo de abstracción, está inmerso en el simbolismo, no escapa de las palabras, las que pronuncia y las que escucha. Porque escuchame, viste que siempre hay como una voz que nos habla en silencio. Escuchame, no me vas a decir que todavía no te diste cuenta. La voz silenciosa, la voz que está adentro nuestro. ¿La escuchaste? Claro que la escuchaste, no viste que habla, dice, se pronuncia. Me parece que la aplacamos un poco con meditación, yoga. Me parece, creo. Bah, estoy seguro. Bueno, a veces soy algo contradictorio, viste. Y no, no soy perfecto, estoy repleto de limitaciones, contradicciones y quizás enredos. Pero bueno, hago lo que quiero. Sí, lo que puedo también, pero mejor elijo lo que quiero, creo que la felicidad va por ahí, está en no replegar el querer, sino respetarlo, facilitar su pronunciamiento de manera inobjetable y decidida. Es posible que nos terminemos muriendo y sería un desatino no hacer lo que uno quiere, ¿no? Viste, por ahí también hay que buscar. El tema es detenerse y reflexionar un poquito. Preguntarse y responderse con honestidad, luego echarse a vivir como uno manda. La voz interna, esto del querer, el mundo abstracto y no se cuántas cosas más. Vos escuchame, escuchame y pensemos, si yo te escucho a vos y vos me escuchás a mí a algo vamos s llegar, ¿no? No digo que vamos a alcanzar el avivamiento definitivo en las cuestiones que fueran. Vamos a llegar a algo, alguito, una luz, una insinuación, algunas pistas.
¿Para qué? Bueno, seremos más felices, viviremos en bienestar, estaremos más contentos, tendremos mayor conciencia y le sacaremos más provecho a la vida. Seremos más. En beneficio nuestro y en beneficio ajeno.
Vos escuchame, escuchame.
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