martes, 18 de junio de 2024

¿Tenemos lo que queremos?


Pregunta interesante, me digo.

Uno que es uno, puede hacérsela para dilucidar luego cómo anda en la materia.

Espero aprobar.

De tener todo lo que uno quiere a no tener nada de lo que uno quiere, esa es la brecha y el desafío es acortarla, llegar hasta el extremo del querer que está en las antípodas del malestar, la queja, la excusitis y la posición siempre tan cómoda como inefectiva de la víctimización, que encuentra su explicación en la síntesis más inmadura y nefasta que asume. 

La culpa es del otro.

De lo externo, en cualquiera de las formas que adopte. Puede apuntarse a Juan Pérez, a un padre, un hermano, el abuelo, el país…

El presidente…

Lo que fuera que señalado con el dedo pueda atribuírsele la última responsabilidad de nuestros propios resultados.

Porque para esa posición la culpa siempre es del otro.

Es como la gente que se instala en el resentimiento y lejos de celebrar el éxito ajeno se enoja y lo maldice. Quiere el resultado sin hacerse cargo del trayecto, del esfuerzo, del empeño por desarrollar habilidades y competencias, de la asunción de riesgos y desafíos, y del trabajo persistente que llevó a la persona a obtener sus logros.

Olvida lo más importante para lograr lo que quiere: hacer su parte. Y pretende subsanarla adosándole la responsabilidad al otro por la realidad que supo conseguir.

Si en vez de hacer la fácil de quedarse en su posición de víctima y quejarse para que el otro le resuelva sus problemas, toma cartas en el asunto y empieza a admirar, escuchar en vez de criticar, aprender y hacer el camino que hizo el exitoso, construirá mejor suerte.

Y no solo quedará conmovida por el resultado ajeno. Si no que se inspirará para generarlo.

Pero hay que trabajar. Y hacer de mínima lo puntualizado en el párrafo 10, que conviene releer.

Sugiero.

El querer trampeado por la irresponsabilidad nunca llega a buen puerto porque consume la energía en justificar la inacción y regodearse en la placidez de evitar asumir riesgos, ir para adelante y hacer lo que es necesario para construir la realidad que queramos y alcanzar los logros que imaginemos.

Deseo por supuesto que anden bien en la materia, en lo personal respecto de ese trayecto siempre voy a paso firme y me va bastante bien. Sobre todo porque no miro para el otro lado cayendo en las trampas de la nefasta comparación, tengo el ego diluido y sigo siempre mi auténtico camino.

Por eso tengo esencialmente lo que quiero.




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