Hagan lo que quieran
Está bueno iniciar así porque seguro gano unos cuantos lectores.
La gente en realidad se suele restringir, delimitar, replegarse ante sus propias ganas. Y si bien no tengo idea qué escribiré, supongo que estas líneas servirán para dar impulso, ánimo para que cada uno se deje de joder y haga de una vez por todas lo que se le antoje.
Es que todos somos en alguna medida una víctima de nosotros mismos y nos sufrimos más o menos, según la complejidad de nuestro ser y esencialmente lo enredado que estemos.
Si para algo sirve la vida en términos prácticos, es para desenredarnos.
Menudo desafío si los hay.
Y en eso en mayor o menor medida andamos todos. A veces más enredados, a veces menos enredados.
Desatados por fin.
Al menos por momentos, en general cuando descomplejizamos, nos evadimos de la rebuscada abstracción, escapamos de diálogos internos escabrosos y vivimos en la simpleza.
Om.
Es clave.
Apagar la mente, replegarla, silenciarla tanto como se pueda. Seguramente es clave para desanudar y permitirnos andar flojitos, sin rollos ni intrincamientos que nos amordacen a mundos subjetivos complicaos y sufrientes.
Om, hay que meterle con el om, pienso.
Fue bueno hacer la experiencia de el Arte de Vivir y mantenerme de algún modo cercano a ese ámbito tan saludable.
A la mente hay que aplacarla para salir del bullicio y dedicarnos a lo importante, que presumiblemente es vivir con intensidad la vida. Ser buena gente y contribuir.
¿Cómo?
Como puede contribuirse en cualquier circunstancia de la vida.
Y no digo con esto que se vayan a la montaña o salgan desesperados a andar en patineta o a comprarse el monopatín manual porque el eléctrico puede ser peligroso. Eso también lo digo, pero esencialmente lo que procuro decir es que hagan de una vez por todas lo que sienten que quieren hacer.
Qué van a esperar…
¿Morirse?
Vamos, adelante, a vivir.
Chau.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Podés dejar tu comentario como usuario de Blogger, con tu nombre o en forma anónima. Seleccioná abajo.