lunes, 11 de enero de 2021

La mala persona



Nadie es de manera categórica y definitiva todo el tiempo.

Uno es en acto lo que se revela.

Ni malo ni bueno se puede ser siempre, en todo momento de manera permanente.

Es la acción la que revela el ser y permite describirlo. Vea cómo procede y ahí observará. Podrá advertir qué tanto se acerca a la bondad o a la maldad, por ejemplo.

Pienso.

Un poco para comprender a alguien que sin querer queriendo obró con maldad, bajo el único propósito de perjudicar al otro.

Extraño porque va a misa, pensé en primera instancia.

Luego me di cuenta que esa burda sutileza no tenía ninguna relevancia y que es presumible pensar en las recurrentes inconsistencias de los seres que van afanosamente a misa y en los hechos son verdaderos hijos de puta.

Es más, algún mal pensado podría suponer que si va tan obsesivamente a misa alguna inconsistencia de consciencia tiene y quizás alguna culpa por pagar también.

No todos los que van están motivados por la necesidad de agradecer, pedir, o cumplir con los requisitos para llegar al cielo.

Y este pasaje no es válido para todos los que van disciplinariamente a misa, porque no tengo dudas que entre ellos muchísimos son excelentes personas y verdaderos santos.

Pero la supuesta inconsistencia de conciencia de algunos espíritus torcidos e infiltrados es un detalle y quizás una suposición motivada por un eventual perjuicio por más razonable y preciso que fuera.

El ser que obra mal tiene la mirada torcida.

Torcida?

Sí, porque en vez de ver su vida mira la del otro. Y en vez de invertir su energía en su mundo la invierte en parte en perjudicar al otro.

Está extraviado.

Como sea, la mala persona lo que hace es daño y ocasiona el perjuicio que pueda. Esa es su verdadera motivación, que puede estar ocultada más o menos hábilmente en otras intenciones que declara.

Quizás no es feliz, quizás es envidiosa, quizás se compara erróneamente o no tiene el valor de hacer lo que el otro hace.

Quién sabe.

Tal vez lo único que quiere es perjudicar y no dejar al otro tranquilo.


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