El ser dubitativo
Quizás puedo hablar con cierto criterio porque creo haber sido un ser dubitativo.
Esa circunstancia sumada al espíritu curioso que impulsa el auténtico aprendiz, abre los ojos para observarlo todo primero y procurar comprenderlo después.
De lo contrario, si uno no tiene espíritu curioso, ni vocación de aprendiz, ni interés por comprenderlo todo para aspirar a elevar su nivel de conciencia, solo vive.
Vive sin más.
Sin elucubraciones, sin predisposición a abstracciones efectivas, sin explicaciones más o menos fallidas.
Reposa en la existencia carente de lo simbólico y la intención de sentido.
No debe estar mal, supongo.
El ser dubitativo es un ser de alguna manera enroscado. Ocurre que ante las situaciones de la vida en vez de accionar por impulso se detiene.
Y piensa.
Observa lo acontecido, sus vericuetos y las alternativas de responder para adoptar procederes convenientes.
Que por supuesto va monitorizando y redefiniendo.
Luego obra sobrellevando esa lógica que lo asiste para procurar la mayor efectividad posible.
Ser dubitativo es estar abierto a posibilidades, a la convicción de fluir desde la flexibilidad que rechaza la determinación de la rigidez.
Quizás una de las destrezas principales del ser dubitativo es atender solo a las cuestiones relevantes. No se puede enroscar en cada nimiedad de la vida para resolver con eficiencia la disyuntiva que fuera.
Solo lo importante.
De modo que libera energía para concentrarse en las cuestiones relevantes cuando se presentan en su vida o cuando su capacidad imaginativa logra presentárselas.
No es tonto el ser dubitativo, es una persona que piensa y reflexiona para tomar siempre las mejores decisiones posibles.
Se equivoca menos y acciona con cierto retardo en algunas circunstancias.
Sus tiempos son distintos del ser impulsivo y su vida suele ser más ordenada con menos convulsiones.
Obviamente hay dubitativos y dubitativos.
Es conveniente aspirar al ser dubitativo que obra mejor, se enrosca solo en las cuestiones significativas que es conveniente enroscarse. Y tiene la habilidad de desenroscarse en una o varias decisiones que con cierta pericia adopta para construir su mundo.
Luego, si cree en la inteligencia, vive siempre desenroscado.
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