sábado, 9 de septiembre de 2023

Un paseo espontáneo



Uno puede escribir con la simple intención de salir a pasear un rato, andando vaya a saber por qué lugares, pero con la expectativa de hacer quizás un paseo interesante, entretenido, enriquecedor.


Escribir es en parte salir a pasear. Si uno se mueve oración tras oración, párrafo a párrafo, disfruta el recorrido y va vislumbrando situaciones, cosas, ideas, conceptos, que no se visualizaban antes de que se permita liberar los dedos para escribir las palabras.


Los paseos pueden ser cortos o largos, aunque también intermedios.


No hay paseos infalibles ni formas de pasear inalterables. El paseo en sí mismo es una originalidad que no permite la réplica.


Mirá vos.


Pero pasear es moverse, salir de la situación de presumible quietud con disposición a mantener los ojos abiertos, con la expectativa de ver, observar, sorprenderse de lo que pueda aparecer y no podía emerger antes del paseo.


¿Qué vemos?


Cada uno lo suyo, ¿no? 


Un arquitecto capaz que ve el diseño de la casa hermosa que cruzamos, y un paisajista la palmerita y la destreza de acomodar el verde sobre el jardín.


Quizás, esencialmente.


Porque las verdades o determinaciones en estas intenciones son siempre fallidas. De modo que vaya a saber uno qué ve el otro si ni siquiera puede asegurar lo que vería uno mismo,


¿No?


Quizás sólo puede presagiar su propia inclinación. Si tiende a ver el vaso medio vacío o tiene inercia a la negatividad, va a tener razón de apuntar lo que vea para validar su posición.


Un pozo, una luminaría caída, los cartelitos horribles que afean impunemente el espacio público y pone algún tarambana en innumerables columnas de la hermosa Mar del Plata, la excepción para que construyan torres de muchísimos más pisos de  lo permitido, que aseguran sombra en gran parte de la rambla, y uno siente que burlan los excelsos valores de las generaciones que en verdad pensaban en grande, para otras generaciones…


Y si ve el vaso más lleno, quizás no se percata del sorete que pisó y si lo advierte, sabe que le traerá suerte.


Ve el sol, siente que vive en la mejor ciudad del mundo, y sube el volumen de la música.


Sea que vaya en auto, o haya salido a caminar.





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lunes, 4 de septiembre de 2023

El hombre que sabe



Cuando uno es chico piensa que el hombre sabe, o que la mujer sabe.


Entonces como debe descubrir el mundo y entenderlo de algún modo pregunta, pregunta y pregunta.


El hombre o la mujer que saben responden una y otra vez. Y el niño feliz queda de alguna manera tranquilo con una comprensión que muchas veces lo satisface.


Pero no iba por ahí 


O por lo menos no iba exactamente por ahí.


Creo.


Porque pensándolo bien quizás sí, dado que el niño se transforma en adulto y no todo adulto adquiere la adultez, que es esencialmente la posibilidad de pensar por sí mismo, construir las síntesis que se juzguen convenientes, transitar su singular camino y hacerse cargo de las propias decisiones.


Es decir, innumerables adultos quedan de algún modo en posición de niños deseosos de encontrar a alguien que sepa y les dé las respuestas a lo que fuera.


Y también, por supuesto, les diga por dónde tienen que ir o qué deben hacer en tal o cual circunstancia que los atormente.


Esa posición infantil es la más propicia para evadirse de la responsabilidad.


El tema es el hombre que cree que sabe y no sabe, o ni siquiera tiene la mínima sospecha de pensar que tal vez no sabe.


Es decir, es un ignorante de sus propias posibilidades. Se arroga un saber que muchas veces no tiene y actúa como si lo tuviera.


Ahí está el peligro, en esa convicción inquebrantable de la certeza que no le permite la duda.


Y se refuerza con adultos que quedaron en posición de niños y reclaman su pronunciamiento sin chistar sobre las cuestiones más innumerables.


Como si el hombre fuera un Dios y ellos fueran todos un cero a la izquierda.


Un peligro que se acentúa si el hombre que  cree que sabe llega a cierto lugar de poder.


No importa que sea el rey del mundo o el presidente del club barrial.


O el líder de un minúsculo grupo de amigos.


Rapidanente se configura un séquito de obsecuentes que le dan la razón y se mueven al compás del mandamás que mabeja la batuta.


Las desgracias de las decisiones inconvenientes muchas veces se explican por estas lógicas, y son responsabilidad inicial del mandamás que piensa erróneamente que se las sabe todas y responsabilidad solidaria de sus incondicionales adherentes, que en vez de asumir un sano sentido crítico para contribuir al anhelado avivamiento creen más en la sumisión que en la inteligencia.


En síntesis, el hombre que siempre cree que sabe, muchas veces no sabe. Y los pelotudos que le dan la razón son siempre cómplices del despropósito y de las nefastas consecuencias que se producen cuando quien cree que sabe decide impunemente en cuestiones cruciales que no sabe.


Y no sé por qué digo hombre, si esto me lo inspiró una mujer.





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miércoles, 30 de agosto de 2023

Compatriotas…


Esta vez va en serio y se termina la joda.

El cuento es bueno y genera muchísimos adherentes, solo habrá que ver si luego la realidad es congruente con el relato o bien lo revela como una farsa más en la historia decadente de los políticos parlanchines, que tienen en mayor o menor medida el desafío de proponer al pueblo hacia dónde van y al mismo tiempo de que el pueblo en efecto les crea para premiarlos con su voto.

De modo que hay una suerte de engatusamiento lícito que forma parte de estas cuestiones.

El señor o la señora política deben proponer algo, decir de algún modo, para allá!

Haré esto y lo otro. No duden, esta vez es cierto.

Y el resto de los hombres o mujeres de a pie debemos tener una disposición al menos a escuchar primero y luego a creer.

Es menester  por estas circunstancias que el político tenga la destreza de hacer un buen cuento, un cuento estimulante, esperanzador.

El mejor cuento de todos.

Porque qué quiere un votante o un desgraciado ciudadano argentino, que se vea la luz.

La luz al final del camino o incluso en el ínterin.

Como el relato de la religión, hay que vender un final feliz.

¿No?

Los masoquistas son pocos, lo natural es aspirar al éxito, no al fracaso.

Buscar el bienestar, no la desgracia.

Así que compatriotas esta vez me parece que va en serio. Esta vez se termina la joda,

Por fin aparece un súper héroe que promete un final feliz, al menos para tener una instancia de esperanza, de sana ilusión.

Después si se doblega, si lo deglute el sistema, si se imponen las insanas picardías de la viveza criolla asentada en el status quo, si el súper héroe cae en la comodidad en vez de honrar la batalla, en vez de querer pasar a la historia, es otro tema.

Otro capítulo.

Lo importante de momento es darnos espacio para la ilusión, para la esperanza, para evadirnos todos del obstinado fracaso colectivo que concluye siempre con cierta ideología que nivela para abajo, incentiva el desmérito y no escarmienta de sus propios resultados, que generan pobreza para todos y todas.

Menos para los líderes de la burda revolución.

Esta vez no es joda, esta vez va en serio.

¿No?




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sábado, 12 de agosto de 2023

Los conflictivos



Hace tiempo que desarrollé la habilidad de esquivar a los conflictivos, los problemáticos, los malhechores.


Se detectan de inmediato, de modo que con una breve atención enseguida se advierte la necesidad de escabullirse y liberarse de ellos antes de que nos atrapen o nos entrometan en circunstancias indeseadas.


Los conflictivos son como los borrachos del boliche. 


Buscan problemas.


Y como muchas veces no los encuentran, se lanzan a generarlos como sea. De manera que honran con bastante destreza esa habilidad para lograr su objetivo. 


Liberarse de los conflictivos a veces no es tarea fácil, porque si no encuentran un motivo buscarán otro.


Y otro más.


Como el borracho que quiere pelear.


Así que es una habilidad, una técnica, un desafío del ser que elige vivir en bienestar, escabullirse de los conflictivos que procuran interponerse en la vida generando problemas que no debieran existir.


¿Por qué los conflictivos son conflictivos?


Quién sabe, pero adoptaron esa forma de estar en el mundo y la honran por convicción propia para preservar su identidad.


Es su manera de existir.


Así que les deseo la mayor de las suertes a todos.


A esquivarlos con destreza, y evitar que nos hagan perder el tiempo.





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jueves, 10 de agosto de 2023

La viveza



Pocas cosas me enojan más que la picardia que tiene como propósito lograr objetivos insanos en perjuicio de los demás.


Cuanto más flojo de valores está una persona, más propensa está a obrar bajo los dictámenes de la viveza, que en definitiva reporta beneficios personales en perjuicio de los demás.


Ejemplos sobran, cada uno verá.


Pero si tengo que ponerme en modo viejo cascarrabias arrancaría con todo gusto por el tema perros y seguiría sin chistar a toda velocidad con el tema parlantes bullangueros.


Para proseguir con temas delicados como el exceso de velocidad de los descerebrados que obran de manera propicia para dañar y matar.


Entre otras cuestiones.


Obviemos los detalles sobre pisar caca de perro en veredas o los ruidos que impone el tarambana de turno impidiendo que conversemos, leamos, escuchemos con auriculares lo que queramos o simplemente disfrutemos el silencio.


El problema en el trasfondo es siempre el mismo, la educación.


Y más precisamente la desconsideración del prójimo bajo un supuesto lema que indica, yo hago lo que se me antoja.


Y todo me chupa un huevo.


No importa que al otro lo perjudique, le fume en la cara, lo aturda, lo atropelle asesinamente…


Hago lo que se me antoja porque así de tonto soy. 


No registro al otro, no me importa el otro.


Me cago en el otro.


Lo que importa es hacer lo que se me antoja a cualquier precio.


Total yo recibo el beneficio y el otro paga el costo.


El otro que se arregle.


Lo trampeo, lo engaño, lo estafo, lo jodo.


Jaa, qué vivo que soy.


Típica filosofía de los que se creen vivos y no advierten que son idiotas.


Ojalá que este escrito sirva para avisarles.





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viernes, 28 de julio de 2023

A ver si nos entendemos…

A ver si nos entendemos. A ver…


Acá Juancito hay que saber jugar las cartas, entendés. Podés pavear, consumirte en el trabajo, hacer equilibrio entre los mundos o hacer lo que se te antoja, pero no te olvides Juancito que hay que saber jugar las cartas.


Y todos estamos en el mismo juego.


No te distraigas Juancito, no te distraigas. Yo sé por qué te lo digo.


¿Sabés por qué te lo digo?, Juancito.


Simple y al pie, Juancito. Yo te digo y sé por qué te lo digo, así clarito, sencillo, sin volteretas. Te lo digo con elocuencia, Juancito, sin camuflajes y quizás con crueldad, pero es por tu bien Juancito, uno tiene que hacerse fuerte y ser capaz de mirar la verdad de frente.


Es así, Juancito. No la complejicemos.


La vida es un suspiro, es un abrir y cerrar de ojos. Cuando menos lo esperás te fuiste por el fuore.


¿Qué fuore?


Siamo fuore.


No sé Juancito, te fuiste. Pum, ya está, terminó. Así nomás te lo digo Juancito a ver si te avivás, a ver si te despertás.


Despabílate de una vez.


Por el Fuore, sanseacabó, hermanito. 


Finish.


Game over, listo. Punto. Terminó.


Fin.


Por eso te digo, a ver si nos entendemos. A ver...


Y ojo Juancito que no niego la fe pero te hablo de lo terrenal. Ese es otro capítulo y acá me quedo, no me voy a entrometer en esos delicados vericuetos. Solo decir que el hombre de fe asume una posición inteligente, en el sentido de que en la instancia crucial tiene de qué agarrarse gracias al optimismo. Además tener fe es una bendición porque reconforta el espíritu.


Pero no iba por ahí, Juancito. Solo quería ir al grano, decirte la posta sin enredos.


No es que me la sepa todas, Juancito, pero la verdad aunque nos hagamos los distraídos se ve con elocuencia.


Solo la mentira requiere la patraña del escondite, la verdad siempre está ahí.


Frente a nuestros ojos.


Por eso te digo Juancito, acá hay un tiempo para prepararte para vivir y otro para prepararse para morir. Se entremezclan, claro, pero hay que avanzar en las dos perspectivas viviendo. No vaya a ser que te pierdas la vida en pos del entendimiento.


No es por ahí Juancito.


Un poco avivarse está bien y es muy necesario, pero excederse es mal negocio, porque la vida se atrapa viviendo, no explicándola. 


Un poquito o algo más, digo Juancito. De la abstracción te hablo, esa elucidación que te permite clarificar, proyectar y ver más allá de lo evidente para resolver vericuetos de la existencia. elegir la evolución del ser y construir la vida.


Ahí nomás, Juancito. No caigas en la trampa.


Andá a jugar a la pelota de una buena vez.


La profundidad está en la existencia no en la abstracción. Vivir es atrapar la existencia y eso se hace en la experiencia, no en la elucubración. 


A ver si me explico, uno nace de repente, crece de inmediato, deja de ser niño, adolescente y amaga para ser adulto.


De repente le nacen los bigotes y perfila para ser un señor.


Luego se te viene encima la vejez, la enfermedad y la muerte, Juancito.


Disculpame que te lo diga sin medias tintas, pero es así. Si todo va bien, porque también cuajquier cosa se puede precipitar.


La suerte esencial de la existencia está hechada para todos, qué le vas a hacer, Juancito. Podés salir a correr para lucharla un poco como los cuarentones, pero las piernas años más años menos empiezan a ceder. 


Te miento si querés pero mejor es mirar la verdad de frente.


Hacete hombre, Juancito.


Acá te digo, y no la hago mas larga Juancito, acá se trata de vivir y llegar a ser para contribuir a dignificar la existencia.


No importa la notoriedad y mucho menos la fama, importa ser y desplegarse. De eso se trata Juancito.


No estanos para respirar, estamos para ser y darlo todo. Para jugarnos por quienes somos.


Y te digo algo más Juancito, hay que vivir mucho para atrapar la vida, porque como te digo Juancito, como te digo porque que no vengo a aguarte la fiesta. 


Vengo a hablarte como un hombre. Hacete macho de una vez querido.


La vejez, la enfermedad y la muerte siempre están al acecho y en cuajquier momento nos pueden venir a buscar. 


Hagamos nuestra parte Juancito para favorecer la posibilidad de mantenernos a salvo, y demorar la decadencia pero acá Juancito la cosa se trata de vivir antes de que se termine el tiempo.


Por eso Juancito viví cada día. Cada minuto.


Y cada segundo.





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miércoles, 19 de julio de 2023

Darlo todo


Hoy traigo para la cartera de la dama y el bolsillo del caballero un mensaje sano y positivo que incita cursos de acción convenientes para la persona y para los demás.


A veces me inquieto por cierta disposición a una suerte de prédica, y me alerto antes de iniciarla para quedarme recluido en la filosofía de la inspiración que posibilita la escritura y no dar un paso de más iniciándome como pastor.


Aunque el riesgo siempre está al acecho.


Pero predicar no es lo mío.


Y por ese motivo estoy atento, como soltando con sigilo las riendas de un caballo que quiere salir disparado y solo debo permitirle trotar.


Trotar por el buen sendero, que es desde la perspectiva asumida, el que habilita la reflexión ajena sin señalar indicaciones.


Con lo cual el despabilamiento definitivo o cualquier atisbo del mismo, si lo hubiera, es pura responsabilidad del lector.


🤔


Algo así digo, como para confesar algo genuino, auténtico, cruelmente verdadero.


Darlo todo es una posibilidad cercana que no toda la gente asume.


Y si bien acá nadie va a decir lo que hay que hacer, solo vamos a problematizar el asunto para incentivar la propia decisión y que cada persona resuelva su ser y su destino.


En las antípodas de darlo todo está el ser pijotero, esas personas que eligen ser mezquinas hasta lo miserable, y creen obtener beneficio cuanto menos dan, y si fuera posible, no dando absolutamente nada.


Convencidos erróneamente de que el dinero tiene más valor de lo que el dinero puede comprar.


Esto en el plano material, que claramente no es el más importante pero sin dudas es muy relevante.


Y bastante importante.


No tanto cómo esta cuestión observada en el plano humano, por decirle de algún modo.


Que es más importante.


Mucho más importante.


Se trata de las personas que en vez de darlo todo van a medias, eligiendo consciente o inconscientemente la mediocridad y brindando culto de ella en su accionar cotidiano.


Pasa muy a menudo y se lo percibe con bastante facilidad.


De esa filosofía son los empleados quejosos que en vez de asumir un desempeño destacable dándolo todo, obran con dejadez o toda la ineficiencia posible, creyendo que en esa actitud nefasta hacen un buen negocio estafando a quien les pega el sueldo y a los clientes que sufren su accionar.


Ese tipo de perdedores por elección están por todas partes, sobre todo en la Argentina, porque el contexto normativo favorece esos comportamientos en vez de erradicarlos de raíz como sucede en los países desarrollados.


Pero no me interesaba adentrarme en ese ejemplo.


Otro mucho peor es el de las personas que quedaron embaucadas en esas lógicas que son la antítesis de darlo todo y terminan sobrellevando vidas pequeñas e intrascendentes.


Totalmente olvidables.


Eligen ir a menos en vez de ir a más, y con esa filosofía denigran sus posibilidades y mezquinan su contribución al mundo.


Yo siempre aliento y admiro a los que van a más, y no en el sentido material, que no es de ninguna manera el más importante.


Si no en el sentido del ser.


Quienes van siempre a más, son los que están comprometidos a darlo todo, y se despliegan en las más disímiles de las circunstancias dignificando la vida.


Representando las virtudes del ser humano.


No importa en qué rol se desempeñen porque todas las funciones son un relevantes. Y lo que cuenta es que con esa actitud se destacan, dignifican el ser y honran la existencia.


En síntesis, hacen que el mundo sea mejor.





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jueves, 6 de julio de 2023

La vida que se termina…

Puede ser que uno se deje tentar por cierto bajón que lo invita al pesimismo. Y puede ser también que esa línea lejos de ser negativa habilite la reflexión inteligente para sacarle más provecho al tiempo y la vida.

Todo puede ser en la viña del señor.

Entonces, si la vida se termina nadie sabe cuándo, debido a que fracasan los intentos razonables y plausibles de derrotar la muerte y el envejecimiento, ¿qué hacemos?

La pregunta ilumina tal vez cursos de acción que cada uno deberá desentrañar para encausar su vida.

Decir por ejemplo, es para allá, sería una intromisión abusiva e inconveniente, porque para alguien puede ser para allá y para otra persona puede ser para el otro lado.

A pesar de que quizás el público masivo puede sentir la tentación de exigir una respuesta precisa y certera que indique sin mayores trámites para dónde carajo es.

Pero nadie esencialmente lo sabe, esa es la verdad última de la milanesa.

Que no lo sabe ni siquiera el que cree que lo sabe.

A uno le pueden hacer sentir que es para tal lado y uno puede creérselo por la fuerza de la convicción o persuasión del parlanchín de turno, que puede señalar con el mejor de los espíritus y voluntades.

Pero detrás de esa convicción no hay una certeza infalible que valide la indicación.

Hay en el mejor de los casos una buena intención de alguien auténticamente honesto que está convencido de cuál es el camino.

Así que por más entidad que tenga el susodicho, la responsabilidad última y cierta de saber para dónde es recae en cada una de las personas y es propia de la singularidad que la constituye.

Digo que cada uno debe darse cuenta y decidir.

Puede escuchar a todos, fijarse para dónde va uno u otro, preguntar sobre la fundamentación que guía los cursos de vida ajenos, etc.

Pero para dónde hay que ir, solo puede descubrirlo interiormente cada uno, en su motivación intima y en la validación o desacreditación de las decisiones y acciones que tome, estando atento a las respuestas que la realidad en su accionar le ofrece.

Diciendo de alguna manera, siga por ahí que va bien, o fíjese que por ahí no es.

Doble a la izquierda o a la derecha.

No insista, por ahí no.

¿No ve que no?

En fin, en lo personal creo que hay que ir para el lado del despliegue del ser, participando de las circunstancias que le permitan desenvolverse o creándolas si no las encuentra.

Y pienso también que ese despliegue debe ser siempre guiado por la voluntad de contribución, para dignificar nuestra existencia y hacer que valga la pena haber vivido.

Para mí es por ahí.

Para vos, ¿por dónde es?






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