domingo, 28 de diciembre de 2025

¿Qué tan vivos estamos?



Buena pregunta.


Vale la pena indagar, profundizar para ver ciertas cuestiones y abrir la posibilidad de tomar decisiones que juzguemos convenientes.


Primero, la pregunta abre.


Dice, de algún modo, morimos ahí.


Dale…


Después está la opción de detenernos y quedarnos paralizados o lanzarnos de cabeza.


¿Qué tan vivos estamos?


Mamita, da miedo solo pensar la pregunta. No vaya a ser que nos encontremos algo moribundos y debamos tomar cartas en el asunto, lo que implicaría desestabilizar el presente para construir futuro.


Decir: bueno, creo que estoy poco vivo, no del todo vivo.

Ajá.


¿Qué hacemos entonces, Juancito? O Pedrito, o José…


¿Está bien así? ¿Te vas a quedar poco vivo, moribundo, respirando?


Viendo la vida pasar.


Fíjate bien, porque la elección es tuya.


Y es cara la comodidad.


¿Pero quién dijo que estamos moribundos o medio moribundos? ¿De dónde sacás esa suposición? ¿Esa pesimista respuesta?


Podemos estar bien vivos. Vivir del todo.


Ser quienes somos y hacer lo que auténticamente queremos,

aun cuando eso implique incomodarnos y abandonar las coartadas con las que sostenemos la vida que hoy tenemos.


Podemos estar viviendo con todo, como Dios manda.


O como cada uno manda.


Es todo un tema, una posibilidad de elucidación personal, primero. Para luego decidir.


En esas sutiles pero cruciales instancias de la existencia, observamos quiénes en verdad somos y decidimos quiénes elegiremos ser.


Si estamos algo vivos o viviendo con todo es una posibilidad de indagación primero.


Y lo mejor, después, es que la respuesta queda en nuestras manos.


Cada uno decide qué tan vivo quiere estar.



Si te gustó este escrito, compartilo con tus amigos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Podés dejar tu comentario como usuario de Blogger, con tu nombre o en forma anónima. Seleccioná abajo.